31.12.09

Local Thermopylae

[Un deseo para el nuevo año: que cada día contenga su propio misterio.
La foto la saqué en Vilmastoned, calle de la Rua 14, Salamanca]

200 es un número tan perfecto para terminar que me he prometido a mi misma ahorrarme la verbosidad que me suele asaltar en vacaciones y las superfluas minientradas resultantes. Sólo una hoy, y mañana será otro día. Y otro año. Iba a escribir que espero que sea mejor, pero la realidad es que cada vez dudo más de la acción positiva del progreso. No sé si mejoramos con el tiempo, creo que sólo estamos más domesticados y resignados. El umbral de las expectativas puede bajar tanto como sea necesario cuando nuestra cordura se siente amenazada, y hemos visto tantos ejemplos en un año y medio de caída libre... Ayer nuestro presidente nos volvió a asegurar que ya se vislumbra la luz a lo lejos: yo creo que tiene a alguien encendiendo cerillas y tirándolas dentro del tunel. Cerillas que brillan unos segundos y son devoradas al instante por la deprimente oscuridad. La buena noticia es que 2011 podría ser menos malo: utilizando el newspeak de la 1, el paro frenará su caída, el descenso de la ocupación hotelera se mitigará y los recortes en el sector industrial experimentarán un crecimiento negativo menos severo.

Esto te lo puedes creer o no, pero es el mensaje institucional.

¿Y 2010? Como muchos otros millones de españoles espero no perder mi trabajo. Una preocupación que se ha convertido en obsesión. Me estresa por un lado, me hace trabajar más a ratos, y otros ratos hace que me evada y no sea capaz de encender el ordenador siquiera. Pequeños conatos de rebeldía - me gusta hacer las cosas cuando salen casi sin darme cuenta, no funciono demasiado bien si tengo la sensación de que alguien me tira de las orejas. Pero en mi lista de buenos propósitos está vivir con la idea de que si me echan puede ser el principio del mundo, y no el final. Es decir, dejar de vivir en los resquicios que me deja ese monstruo devoralotodo que es el trabajo. No es una lista en realidad, todos mis propósitos derivan de una filosofía que me gustaría vivir a partir de ahora: cada día tiene su afán. Y me han dado un nuevo crédito de 365 misterios que descubrir y disfrutar.

Esto te lo puedes creer o no, pero es el mantra personal. Feliz año.

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