31.3.13

Haciéndome a la idea


[Doblo la edad a los niñatos del vídeo y la letra de la canción es para adolescentes. Por favor, que alguien me explique por qué me gusta tanto. Grave enfermedad la mía.]

You don’t have my number
We don’t need each other now
We don’t need the city
The creed or the culture now

Cause I feel, I feel alive
I feel, I feel alive
I feel that the streets are all pulling me down.

So people of the city
I don’t need your counsel now
And I don’t need your good advice
Cause you don’t have my lover’s touch.

You don’t have my number
We don’t need each other now
The creed or the culture
We can move beyond it now.

Now the wolf is knocking at my door
Bang-bangin’, ask for more
Stand here, stand tall
we could move beyond these walls

I don’t need your counsel
I don’t need these city’s streets
I don’t need that good advice
cause we can move beyond it now

You don’t have my number
We don’t need each other now
The creed or the culture
You don’t have my lover’s touch

Cause I feel, I feel alive
I feel, I feel alive
I feel that the streets are all pulling me down.

Do you even hear me?
Do you even know my name?
Let me see the ocean there
I’ll hold you in my arms tight

Can you hear me?
And are you even listening now?

You don’t have my number
and we don’t need each other now
You can’t steal my thunder
You don’t have my lover’s touch

You don’t have my number
I don’t need your love now
I don’t need the city streets
the creed or the culture now

[Foals, My Number]

Fantasías de esclavo

[Estatua de Viriato en Zamora. Ensayando para cuando mande a la Troika]

Repaso las fotos que he sacado durante estas vacaciones mientras veo por enésima vez Ben-Hur en la televisión. Y no sé cómo nos dejan seguir viendo este tipo de películas, son bastante más subversivas de lo que parecen a primera vista. No sólo por la ambigua relación Judah-Mesala (lo sabemos Messala,  a ti no te mola la hermana de Charlton Heston, te mola él). También está la fuerza de una hombre humillado y hecho esclavo por un pueblo invasor que oprime al suyo. No sé si en tiempos esta peli fue una fantasía de judíos huidos de Alemania a Hollywood, pero se le puede dar la vuelta tantas veces como se quiera: ¿O no se podría hacer lo mismo con un irakí o un afgano? ¿ Y era Viriato algo diferente? Pero basta de usar a los pobres romanos como ejemplo de todo mal, no hay nada más romano y contradictorio que un occidental. Todos somos tiranos y esclavos. Tanto para el mal como para el bien, es un romano el que le quita todo y otro quien le ayuda a recuperarlo.

Bueno, y Jesucristo, al que siempre está bien tener de tu lado.

La gente del cine puede ser capaz de decir muchas tonterías (tengo particular manía a Javier Bardém, por ejemplo, que imparte lecciones cada vez que puede) pero hay que reconocer que una imagen sigue valiendo más que mil palabras, y algunas series y películas made in USA hacen más por redimir la imagen de Estados Unidos que un secretario de estado. He visto las dos temporadas de Homeland y me han sorprendido en cada capítulo. No hacen una sola concesión a lo políticamente correcto; venga de la Agencia o de los terroristas, no dejan títere con cabeza. Me gustaría mucho saber cómo interpretan la serie en Pakistan o Iran, por ejemplo, si es que les dejan verla. Hablando de Irán, por cierto, anoche vi Argo. Y me gustó bastante. Creo que consigue dar una imagen de la revolución algo distinta de la habitual: no se trata de un hatajo de fanáticos iletrados a los que es fácil engañar. Da la impresión de que los iraníes hacen lo que tiene que hacer, que es pillar a los americanos con las armas que tienen. Pero tampoco se les humilla porque no lo consiguen. Todo es un gran sueño, una película, un elaborado cuent que nos hace cuestionarlo todo. Podemos sentirnos mal cuando unos actores nos abren los ojos, pero esa es su misión.

29.3.13

What the big dogs saw


[Una limosna para una pobre de espíritu estragada por los megaproyectos que emplean  gente brillante, no siendo uno de ellos. Humildad y paciencia, ay.]

Maybe my soul is straight and good,
but she’s got to lug my heart, my blood,
which all hurts because it’s crooked;
its weight sends her staggering.
She has no bed, she has no home,
she merely hangs on my sharp bones,
flapping her terrible wings.

And my hands are completely shot,
shriveled, worn: here, take a look
at how they clammily, clumsily hop
like rain-crazed toads.
As for all the other stuff,
it’s all used up and sad and old—
why doesn’t God haul me out to the muck
and let me drop.

Is it because of my mug
with its frowning mouth?
So often I would itch
to be luminous and free of fog
but nothing would approach
except big dogs.
And the dogs got zilch.

[Rainer Maria Rilke, "Song of the Dwarf"]

27.3.13

Sobre Drive: impresiones poco hiladas

[Gosling y su cazadora del escorpión: "Your friend Nino didn't make it across the river"]

Llevo diez días luchando contra esta entrada, estoy abducida por el trabajo por culpa de un proyecto cuyo nombre es la antítesis de lo que nos obliga a hacer, y no he sido capaz de concentrarme en una película que todavía me tiene pensando. Drive, ¿es un mal thriller o es algo completamente diferente? Empieza muy bien, directamente con Driver en su trabajo nocturno. La ciudad es Los Ángeles, siempre prometedora como escenario: persecuciones nocturnas en coche, luces de carretera que se convierten en relámpagos de neón y discos rojos, verdes, ambarinos. El perfil tenebrista de Gosling contra la ventana del conductor es un plus, su personal, perfecta nariz en el punto de fuga. De pronto, al final de esas escenas introductorias, títulos de crédito sobre vista aérea de LA, letras rosas garabateadas sobre una ciudad ochentera con música más ochentera todavía. Achtung Achtung: durante dos minutos me temí lo peor, y escenas de películas espantosas tipo Cobra, Robocop, o El Trueno Azul colapsaron mi mente. La banda sonora se hace cuesta arriba al principio, pero poco a poco las piezas encajan, y llega un punto en que los sintetizadores (sinónimo de hombreras y horror para mí durante años) hasta suenan bien.

También las asociaciones van transformándose. La estética, el ritmo y ese desesperante mutismo de Driver van trayendo a la mente Mulholland Drive (salvando las distancias, entiéndaseme), Heat, LA Confidential, Chinatown, Bullit. Incluso Blade Runner, hablando de edificios iluminados y sintetizadores. No he estado jamás en California, pero tengo en la cabeza los atardeceres de miles de películas, una forma angelina de presentarse al mundo en la que los colores parecen filtrados por una luz dorada, en la que los rascacielos de acero y cristal se agrupan casi como acorralados por la cuadrícula de casas pachucas. Pero no sé lo que digo, porque sólo puedo imaginar esta ciudad que me intriga y me tienta, salvaje, impredecible, superficial y violenta. Nicolas Winding Refn la ha capturado de una manera que me gusta, esa es la única certeza. Los colores están escogidos con mucho cuidado, el vestuario cumple su función (dice de los personajes lo que no se puede explicar) y las localizaciones aluden veladamente a películas que no se mencionan (L.A River aparece también en Grease, y el Planetario en Rebelde sin Causa, dos películas de amores adolescentes un tanto asimétricos en las carrera de coches son parte central). ¿Es Driver el que ha visto muchas películas o soy yo?

No voy a explicar toda la trama, ni voy a desvelar nada, pero creo que el problema es que se queda en película interesante: tiene aspiraciones, abunda en referencias, pero no consigue hacer algo que de verdad sea genial. De este cuento de hadas me quedo con el personaje de Gosling, que no se llega a explicar del todo, que entra y sale de nuestras vidas como entra y sale de sus trabajos  nocturnos. No sabemos nada de él, sólo que apenas habla, apenas toca, apenas se involucra. Como si no quisiera iniciar nada para no perder nada o para no perderse él mismo, porque debajo de su aparente calma sabe que se esconde un tipo con un martillo que no deja prisioneros. Driver, cualquiera que sea su nombre, es una máscara bajo otra: el mismo hombre que besa a Irene en el ascensor es, un nivel por debajo, el que acaba a patadas con el matón. En el cine (quizás también en la vida real) los amores perfectos lo son por su intensa brevedad, por la concisión de los discursos, por la imposibilidad de la unión. Son las tres ilusiones que engañan a nuestros sentidos y nos hacen pensar que estamos ante algo especial, casi mágico. Lo inasequible es perfecto porque es indiscutible. Si uno sobrevive a la experiencia, nada mejor que conducir en dirección contraria tu Chevy Malibu del 73.  "Forget it Jake, it's Chinatown."

[Driver es un icono, hasta puedes encontrarlo como recortable en el sitio del ilustrador Kyle Hinton]]

26.3.13

Generation X: 10 definiciones imprescindibles

[Por si había dudas]

El otro día estuve hojeando mi copia de Generation X, un libro al que tengo mucho cariño. Tampoco sé explicar por qué, quizás porque cuando lo leí vivía en un barrio lejanamente parecido. O porque tuve que buscar la mitad de las expresiones en mi diccionario Collins, mientras fuera el sol doraba las copas de los tilos justo antes de desaparecer de golpe, casi a fuerza de interruptor. Le tengo cariño y le tengo miedo, porque releyendo trozos me encontré con un glosario de expresiones que entonces (no trabajaba) no tenían apenas sentido, y de repente, en la Europa de la desesperanza, ahora que  por fin nos hemos dado cuenta de que los baby boomers nos han robado el futuro, 22 años después de la primera edición nada menos, cobran sangrante sentido.

Estas son mis diez favoritas:

Boomer envy: envy of material wealth and long-range material security accrued by older members of the baby boom generation by virtue of fortunate births. [Page 26]

Lessness: A philosophy whereby one reconciles oneself with diminishing expectations of material wealth: "I've given up wanting to make a killing or be a bigshot. I just want to find happiness and maybe open up a litle roadside café in Idaho." [Page 60]

Cult of Aloneness: the need for autonomy at all costs, usually at the expense of long-term relationships. Often brought about by overly high expectations of others. [Page 77]

Personal Tabu: A small rule for living, bordering on a superstition, that allowes one to cope with everyday life in the absence of cultural or religious dictums.  [Page 83]

Voter's block: The attempt, however futile, to register dissent with the current political system by simply not voting. [Page 90]

Rebellion Postponement: The tendency in one's youth to avoid traditionally youthful activities and artistic experiences in order to obtain serious career experience. Sometimes results in the mourning for lost youth at about thirty, followed by silly haircuts and expensive joke-inducing wardroves. [Page 121]

Strangelove reproduction: Having children to make up for the fact that one no longer believes in the future. [Page 156]

Underdogging: The tendency to almost invariably side with the underdog in a given situation. The consumer expression of this trait is the purchasing of less succesful, "sad", or failing products. [Page 156]

Option paralysis: The tendency, when given unlimited choices, to make none. [Page 161]

Expatriate Solipsism: When arriving to a foreign travel destination one had hoped was undiscovered, only to find many people just like oneself; the peeved refusal to talk to said people because they hae ruined one's elitist travel fantasy. [Page 200]

[Douglas COUPLAND 2001 Generation X. London: Abacus]

24.3.13

The mouth of a small European cat

[Unos inocentes tulipanes como estos son los que incendiaron la imaginación de Sylvia Plath. No deja de impresionarme cómo los convierte en algo amenazador porque la arrastran a la vida desde el limbo del postoperatorio. "Little smiling hooks" como las sonrisas de su marido e hijos. Y a mí que simplemente me hablaban de primavera...]
 

The tulips are too excitable, it is winter here.
Look how white everything is, how quiet, how snowed-in
I am learning peacefulness, lying by myself quietly
As the light lies on these white walls, this bed, these hands.
I am nobody; I have nothing to do with explosions.
I have given my name and my day-clothes up to the nurses
And my history to the anaesthetist and my body to surgeons.

They have propped my head between the pillow and the sheet-cuff
Like an eye between two white lids that will not shut.
Stupid pupil, it has to take everything in.
The nurses pass and pass, they are no trouble,
They pass the way gulls pass inland in their white caps,
Doing things with their hands, one just the same as another,
So it is impossible to tell how many there are.

My body is a pebble to them, they tend it as water
Tends to the pebbles it must run over, smoothing them gently.
They bring me numbness in their bright needles, they bring me sleep.
Now I have lost myself I am sick of baggage ——
My patent leather overnight case like a black pillbox,
My husband and child smiling out of the family photo;
Their smiles catch onto my skin, little smiling hooks.

I have let things slip, a thirty-year-old cargo boat
Stubbornly hanging on to my name and address.
They have swabbed me clear of my loving associations.
Scared and bare on the green plastic-pillowed trolley
I watched my teaset, my bureaus of linen, my books
Sink out of sight, and the water went over my head.
I am a nun now, I have never been so pure.

I didn't want any flowers, I only wanted
To lie with my hands turned up and be utterly empty.
How free it is, you have no idea how free ——
The peacefulness is so big it dazes you,
And it asks nothing, a name tag, a few trinkets.
It is what the dead close on, finally; I imagine them
Shutting their mouths on it, like a Communion tablet.

The tulips are too red in the first place, they hurt me.
Even through the gift paper I could hear them breathe
Lightly, through their white swaddlings, like an awful baby.
Their redness talks to my wound, it corresponds.
They are subtle: they seem to float, though they weigh me down,
Upsetting me with their sudden tongues and their colour,
A dozen red lead sinkers round my neck.

Nobody watched me before, now I am watched.
The tulips turn to me, and the window behind me
Where once a day the light slowly widens and slowly thins,
And I see myself, flat, ridiculous, a cut-paper shadow
Between the eye of the sun and the eyes of the tulips,
And I have no face, I have wanted to efface myself.
The vivid tulips eat my oxygen.

Before they came the air was calm enough,
Coming and going, breath by breath, without any fuss.
Then the tulips filled it up like a loud noise.
Now the air snags and eddies round them the way a river
Snags and eddies round a sunken rust-red engine.
They concentrate my attention, that was happy
Playing and resting without committing itself.

The walls, also, seem to be warming themselves.
The tulips should be behind bars like dangerous animals;
They are opening like the mouth of some great African cat,
And I am aware of my heart: it opens and closes
Its bowl of red blooms out of sheer love of me.
The water I taste is warm and salty, like the sea,
And comes from a country far away as health.

[Sylvia Plath (1965) "Tulips"]

Si no estrenas algo...


[Domingo de ramos en la calle Alcalá: gente con palmas a la puerta de la iglesia de San José, edificio Metrópolis al fondo] 

 [Uno de mis árboles favoritos de la ciudad, el pino de la Biblioteca Nacional frente al edificio L'Union]

 [Si no estrenas algo te cortan las manos, dice la rima. Éste es mi pañuelo nuevo]

[Y como es primavera mi ciclamen ha decido dar la sorpresa con dos flores y media]
 
Bien. Y si por estas fotos se deduce que ha hecho un día estupendo, sol de primavera sobre las aceras recortado por los edificios, bandadas de pájaros y hasta buen humor, ¿cómo puede ser que justo cuando me estaba calzando las zapatillas para ir a correr un poco haya caído el diluvio universal? Ya llevamos tres meses con esta historia, no hay domingo sin lluvia, menos mal que me pilla medio lesionada. Duelo olímpico, Tláloc conspira contra Nike.

5.3.13

Happy again


[Siempre he querido bailar así, hoy casi lo hago. Got rubber boots, am crazy enough]

I'm singing in the rain
Just singing in the rain
What a glorious feelin'
I'm happy again
I'm laughing at clouds
So dark up above
The sun's in my heart
And I'm ready for love
Let the stormy clouds chase
Everyone from the place
Come on with the rain
I've a smile on my face
I walk down the lane
With a happy refrain
Just singin', singin' in the rain
Dancin' in the rain
Dee-ah dee-ah dee-ah
Dee-ah dee-ah dee-ah
I'm happy again!
I'm singin' and dancin' in the rain!
I'm dancin' and singin' in the rain...

[A. Freed & N. H. Brown, Singing in the Rain]

3.3.13

Calçotada, porrón y cuenta nueva

[Esto son los calçots, en una teja caliente y sobre papel de estraza]
 
[Pan tumaca y embutidos catalanes]
 
[Porrón de cava, risas aseguradas]

 [Butifarra, mongetes y conejo al alioli]

Una de las tradiciones más esperadas que tengo con mis amigos ocurre a finales del invierno: con el frío llegan al mercado los calçots, una variedad de cebolla típica de Cataluña, y entre el 15 de febrero y el 15 de marzo vamos a Casa Jorge los once (bebés incluidos) que de momento somos. Lo bueno del menú de este restaurante (con dos sedes en Madrid ya, muestra de su éxito) es que incluye algunas otras delicias de la cocina catalana, como la esqueixada de bacalao, escalivada y los embutidos. Todo esto va regado con un porrón de cava, y finaliza con la crema catalana. Ñam.

Pero ¿qué son los calçots y cómo se comen? Pues son una especie de puerros, aunque mucho más delicados, que hechos a la brasa y pelados (para quitarles las primeras capas, que están quemadas) se deshacen casi en la boca. Una vez despojado de lo que le sobra, hay que mojar el calçot en salsa romesco, y, aquí viene lo bueno, llevárselo a la boca en plan faquir porque por sí solo no se sostiene. Y hasta aquí lo explico, porque encima leo en Wikipedia que la dichosa liliácea que me ocupa tiene propiedades afrodisiacas. Le sigue un plato de carnes a la brasa con unas judías blancas, como se puede ver en la foto.

Afrodisiaco. Me lo creo. No sé si ha sido el vino, los calçots, la conversación sobre 50 Sombras de Grey (que de momento sólo he empezado), pero en un momento dado alguien a mi lado ha tenido problemas con un trozo de butifarra, que ha salido volando de su plato, y nos ha explicado que era tan grande y tan dura que no podía manejarla. Y claro, ya estábamos todos como si fuéramos adolescentes en clase, creíamos que no podíamos reírnos más hasta que otra, para detener el jolgorio, ha dicho con voz muy seria: "bueno, ya basta, que estamos comiendo conejo tranquilamente". Después de eso ya nadie podía beber del porrón sin que el resto coreara "traga, traga, traga" como en una peli de instituto americano. Muy divertido, y muy recomendable (la comida y el sitio, las bromitas van a gusto del consumidor).

Y fuera, en algún lugar del mundo, el Madrid ha ganado al Barça por segunda vez esta semana. ¿Se ha vuelto el mundo del revés de repente? Porrón y cuenta nueva.