13.1.17

4711

[A room with a view. Source: Blipfoto]


No había conseguido ver The Royal Tenenbaums hasta ahora, diez años y tres meses después de abrir este blog mientras escuchaba en bucle su banda sonora (un regalo de despedida para el viaje). No era que el destino se interpusiera entre Wes Anderson y yo, ya se encarga mi resistencia personal de ello: a menudo evito el riesgo de emocionarme si sospecho que una película puede conseguirlo. Pero esta noche era la noche: en el año nuevo he heredado el propósito de dedicarme a cosas que me hagan feliz, y me toca explorarlo aunque duela. Son esas las cosas que más me hacen sufrir, las problemáticas.


La banda sonora me iba guiando, la conozco de memoria. By way of the green line bus he llegado a la escena del reencuentro, y aún así me ha sorprendido la canción. Es familiar esa sensación de caminar al filo de la felicidad más estática devorada por la desesperación de lo imposible, y hacerlo escuchando esa misma música. Las primeras entradas que escribí están impregnadas de la melancolía de los Tenenbaums y de la vista a la fábrica de colonia 4711. Fue un otoño de mucha lluvia, bicicletas y decisiones equivocadas.


Please don't confront me with my failures
I have not forgotten them

14.9.14

Adelantar

"...I'm not going to lose my club"

Acérquense hermanos donde quiera que estén,
hay que ver lo que el mar rodando te de.
Aguas siguen creciendo forman una inundación.
Y te hundes si no empiezas nadando.
Y te ahogas ahí mismo, una piedra en el mar.
Los tiempos van cambiando.
Ven todos autores, profetas con plumas.
De todos intentos nos queda ya una.
Hay que darle una vuelta a la rueda fortuna,
y esa rueda ya nombra a quien quiera.
El que sale perdiendo, un día ganará.
Los tiempos van cambiando.
Ven madres, ven padres, escuchen en paz,
y nunca critiquen lo que no entenderán.
Tus hijos, tus hijas ya no mandarán.
Tu camino es camino de anciano.
Y sal del miedo, hay que adelantar.
Los tiempos van cambiando.
Los limites puestos por todos hechizos.
El lento de hoy ya será rapidito,
como todos presentes ya serán pasaditos.
Y el orden se está terminando.
El que llega primero llega tarde después.
Y los tiempos van cambiando.
Si los tiempos van cambiando


[Bob Dylan, The Times They are a'changin']




8.4.14

This ain't Athens.

[Los espartanos modernos ven más allá de la ilusión de unos y ceros]
Este fin de semana no se qué me ha pasado, pero estoy en plena efervescencia filosófica. Como sí fuera una nueva Arquímedes, compruebo para mi sorpresa que todo cuerpo sumergido en Excel experimenta un empuje vertical y hacia arriba equivalente al peso que se quita de encima cuando por fin envía el archivo, un subidón tal que hasta me ha permitido hacer un segundo descubrimiento genial (este mientras volvía como hija prodiga a las pistas de entrenamiento ayer por la tarde).

¿Por qué suelo fallar al interpretar el mundo? Porque me empeñó en creer que vivimos en una democracia en la que lo que prima es la razón, la lógica. No. Esto no es Atenas, esto es Esparta. Y no queda más remedio que luchar a brazo partido para conseguir algo. Antes de la revelación olímpica había estado viendo un documental sobre cómo las partes más antiguas de nuestro cerebro nos permiten funcionar en automático, mientras la corteza se encarga del logos. El logos ayuda, si, pero a veces estamos más seguros si nos centramos en lo que nos grita la amígdala. Pienso demasiado.

No me dejare engañar por los unos y ceros más, hemos diseñado nuestra forma de vida porque todo es mucho más agradable sí pasamos por ella como por una hermosa visión. Pero en el fondo no hay justicia, ni lógica, ni valores (esos bonitos acuerdos que nos funcionan si no los miramos muy de cerca). Sólo hay una carrera frenética, una lucha constante contra todo y contra todos.

Pues au. Au.

Au.

13.3.14

Travels in the escritório

[Edward Hopper, Café. Oh mujer solitaria, presa favorita del viajante oportunista!]

Tengo que decir algo que siempre me conmueve de mis lectores across all channels: cuando paso una temporada sumergida en trabajo me recuerdan con lo que parece ser nostalgia y hambre de lectura que me toca publicar. Esta semana estoy de viaje más allá de nuestras fronteras y uno de mis incondicionales me ha sorprendido con la siguiente frase "yo que esperaba encontrarme esta mañana una entrada con fotos desde un puente y trenes". Pero esta vez no he tenido la suerte de conseguir hotel en el centro, y me conformo con una suite absurda (¿para qué quiero una habitación extra con sofá y minitele en una esquina, que parece adosada al dormitorio con el mero propósito de albergar guardaespaldas o alguna operacion encubierta del FBI, como en American Hustle?)

Y es que American Hustle es esta vez el modelo. Este hotel, por algún motivo, es sórdido en su concepción. Se diría diseñado para parecer sucio, desvencijado y decadente en el sentido casposo del término (nada de romanticismos trasnochados,es pura funcionalidad puesta al servicio del aburrimiento). No sé si es el tono crema de las paredes, ese toque empolvado de los tejidos, la ramploneria de la decoración o el hastío de su personal. No es que el servicio sea malo o el hotel sea un horror, pero cruzar sus puertas es como atravesar los límites de una dimensión desconocida sólo descrita en los libros.

Veo luces lejanas de pueblos o barrios desconocidos desde mi ventana del décimo piso, y aunque sólo puede haber supervivientes de naufragios empresariales como yo en el resto de habitaciones me cuesta no imaginarme a un escritor en cada celda poniendo en palabras estos mismo sentimientos. Hay tantas páginas de novelas dedicadas a habitaciones de hotel incapaces de alberga la vida humana, que cómo no vas a sentir que Humbert Humbert está en una de ellas (o quizás el mismo Nabokov dando paseos por la moqueta con las manos cruzadas a la espalda). William Burroughs fuma completamente inmóvil, o más bien deja que el último de una larga cadena de cigarrillos se deslíe en humo, tumbado sobre una colcha de hojas manuscritas con letra errática, y arrojadas al azar sobre el colchón. Henry James está sentado escribiendo en un cuaderno de papel suave y blanquísimo. A ratos se detiene y su mirada se pierde en las filigranas de la moqueta, que extiende sus geométricas trampas por todas las plantas como la del Hotel Overlook.

Jack Torrance ha bajado al bar y se sirve copas imaginarias en la barra mientras conversa con el huéspedes muertos.

No he podido ponerme poética esta vez, no. Pero en la vida de una mente dispersa siempre hay episodios que dan que contar, y por eso tengo anécdota de este viaje. Anoche se me ocurrió bajar a cenar al comedor en lugar de usar el room service y rápidamente me di cuenta de mi error. Sólo tres comensales taciturnos ocupaban la astrosa sala, hombres los tres. Escogí una mesa apartada y traté de escoger algo rápido que me permitiera salir de allí cuanto antes. Aún no había llegado mi cena y dos de los hombres ya estaban pagando. Fue salir el segundo por la puerta y volverse el tercero y último a echarme un vistazo (no hay otra forma de escribir esto, porque así fue). Fue una inspección, supongo experta, de un analista curtido en el mercado de la carne. Tres o cuatros vistazos después (que intenté combatir con indiferencia mirando el móvil y escribiendo mensajes imaginarios) el individuo se decidió a dirigirme la palabra. Belga, unos 55 años. En tres frases ya me había preguntado si estaba en viaje de negocios (¿alguien puede venir aquí por vacaciones? respondí con cierta acidez disuasoria), mi nacionalidad, a qué me dedicaba y si estaba sola (por si había dudas).

Me pregunto si el tipo fue capaz de adivinar lo que pasaba por mi mente. Mientras engullía un escuálido ejemplar de pescado a la brasa me di cuenta que había caído en uno de esos limbos culturales en los que se representa una escena, y allí estaba a punto de tener lugar Muerte de un viajante. ¿Cómo iba a rechazar con amabilidad y firmeza una par de panties nuevos cuando el viejuno repulsivo decidiera dar un paso en falso hacia su fantasía de Strangers in the night? ¿Qué les ocurre a determinados hombres cuando los viajes de negocios los descontextualizan de su madriguera habitual? Ya en el ascensor había sentido el efecto Starling: [not so] young lady under the microscope, ojos masculinos ponderando mi potencial con un simple análisis basado en mi ausencia de maquillaje, largo del vestido y calidad del bolso y los zapatos. Me dejo métricas fuera, pero están todas basadas en centímetros de carne en contra y a favor. A la imaginación del lector queda.

Soy una rancia que no quiere hablar con extraños, sí. Hoy he pasado por un supermercado de camino al hotel y he hecho picnic en mi habitación, mientras me debatía entre la desidia y el sentido de la responsabilidad. Tengo tanto trabajo pendiente que no sé por donde empezar. Mi trabajo es demasiado para mí, por volumen y por responsabilidad (mi jefe quiere que evalue una oferta, y aunque él no lo sabe, yo tengo una incapaz congénita para hacer eso, porque soy del tipo de clientes que paga por no tener que pensar). Soy la persona equivocada para el puesto, y cada día es más evidente. ¿Cómo he acabado aquí, y por qué no escapo antes de dejarme pelos en la gatera?

Ah, sí, se me olvidaba. Por esos papelitos con cifras e imágenes de puertas que firma Mario Draghi.

17.2.14

The dry-cleaning store

Christian Bale y Amy Adams bailando en su lugar secreto, en American Hustle

Hay un tipo de seres humanos que de vez en cuando se repite un "es que soy idiota" afectuoso para reequilibrar el mundo. Yo soy miembro de esa secta secreta, atomizada y solitaria. Rara vez se encuentra un compañero de batallas así, pero cuando ocurre, el reconocimiento es inmediato. A los idiotas nos sirve con una simple mirada, con una conversación breve si no nos vemos.  Somos una raza aparte, y estoy intentado averiguar por qué. Lo que sigue es la última versión de mi teoría. 

Un idiota no puede evitar que su cerebro vaya más allá de sus paredes craneales. Un idiota vive atrapado en un conundrum, en ese área de intersección que existe entre la expansión de su hemisferio derecho soñador y holístico, intuitivo, y la expansión del izquierdo, organizado, racional, temporal. Grandes sueños y fantasías se cancelan de raíz por grandes censuras emitidas casi de manera simultánea. Los idiotas quieren volar y cuando empiezan a sentir que flotan, son derribados sin piedad por un bofetón de realidad. Fantasean con un espacio aereo que no es suyo, y del que son expulsados cada vez. Being an idiot is being larger than life.

"Don't you know, you fool, you never can win.
Use your mentality, wake up to reality."

28.1.14

Homage from the speechless

 "Mais oui, c'est adorable. On se devine à peine" - Escena del balcón de Cyrano de Bergerac, por Uehara
[...]

CYRANO
Certes, ce sentiment
Qui m'envahit, terrible et jaloux, c'est vraiment
De l'amour, il en a toute la fureur triste!
De l'amour, -et pourtant il n'est pas égoïste!
Ah ! que pour ton bonheur je donnerais le mien,
Quand même tu devrais n'en savoir jamais rien,
S'il ne pouvait, parfois, que de loin, j'entendisse
Rire un peu le bonheur né de mon sacrifice !
-Chaque regard de toi suscite une vertu
Nouvelle, une vaillance en moi ! Commences-tu
A comprendre, à présent ? voyons, te rends-tu compte ?
Sens-tu mon âme, un peu, dans cette ombre, qui monte ?...
Oh ! mais vraiment, ce soir, c'est trop beau, c'est trop doux !
Je vous dis tout cela, vous m'écoutez, moi, vous !
C'est trop ! Dans mon espoir même le moins modeste,
Je n'ai jamais espéré tant! Il ne me reste
Qu'à mourir maintenant ! C'est à cause des mots
Que je dis qu'elle tremble entre les bleus rameaux !
Car vous tremblez ! car j'ai senti, que tu le veuilles
Ou non, le tremblement adoré de ta main
Descendre tout le long des branches du jasmin!

[Il baise éperdument l'extrémité d'une branche pendante.]

ROXANE Oui, je tremble, et je pleure, et je t'aime, et suis tienne !
Et tu m'as enivrée!

[Edmond Ronsard, Cyrano de Bergerac, Scène VII]

25.1.14

Leyes de la robótica




[Verse 1]
I didn't want to be the one to forget
I thought of everything I'd never regret
A little time with you is all that I get
That’s all we need because it's all we can take

One thing I never see the same way around
I don’t believe it and it slips on the ground
I wanna take you to that place in the “Roche”
But no one gives us any time anymore

You used me once, you fled, looking, it was dark
You made an offer for it, then you ran off
I got this picture of us kids in my head
And all I hear is the last thing that you said


[Pre Chorus]

"I listened to your problems
Now listen to mine"
I didn't want to anymore, oh oh oh


[Chorus]

And we will never be alone again
'Cause it doesn't happen every day
Kinda counted on you being a friend
Can I give it up or give it away
Now I thought about what I wanna say
But I never really know where to go
So I chained myself to a friend
'Cause I know it unlocks like a door

And we will never be alone again
'Cause it doesn't happen every day
Kinda counted on you being a friend
Can I give it up or give it away
Now I thought about what I wanna say
But I never really know where to go
So I chained myself to a friend
Some more again


[Verse 2]

It didn't matter what they wanted to see
He thought he saw someone that looked just like me
The summer memory that just never dies
We worked too long and hard to give it no time
He sees right through me, it's so easy with lies
Cracks in the road that I would try and disguise
He runs the scissors at the seam in the wall
He cannot break it down or else he would fall
One thousand lonely stars hiding in the cold
Take it, I don't wanna sing anymore


[Pre Chorus]

"I listened to your problems
Now listen to mine"
I didn't want to anymore, oh oh oh


[Chorus]

And we will never be alone again
'Cause it doesn't happen every day
Kinda counted on you being a friend
Can I give it up or give it away
Now I thought about what I wanna say
But I never really know where to go
So I chained myself to a friend
'Cause I know it unlocks like a door

And we will never be alone again
'Cause it doesn't happen every day
Kinda counted on you being a friend
Can I give it up or give it away
Now I thought about what I wanna say
But I never really know where to go
So I chained myself to a friend
'Cause I know it unlocks like a door...

I don't understand, don't get upset
I'm not with you
We’re swimming around,
It's all I do, when I'm with you
 
[Daft Punk feat. Julian Casablancas, Instant Crush]

Durante una semana he estado buscando una versión decente o lógica de la letra de esta canción que me obsesiona, y ésta parece la menos mala. Se ha colado en mi cabeza de manera insidiosa, cierro los ojos por la noche y suena de fondo para que lo olvide ni un momento. La primera vez que pusieron el vídeo en Kiss TV yo estaba en otra parte de la casa y casi sin darme cuenta fui hacia el televisor atraída por la melodía. Me pareció una parodia (Julian Casablancas con la voz distorsionada como en un serial Bollywoodiense, haciendo además el águila imperial en homenaje a Karate Kid). Pero es una canción que se mete en tu cabeza y te va ablandando por dentro igual que le ocurre a los protagonistas, porque llega un momento en el que las dos figuras cobran tal protagonismo ya ni te fijas en que un señor despeinado con voz en falsete aparece de vez en cuando. Cuando has entendido el drama del soldadito y la doncella vas a buscar la letra y llega el golpe definitivo. ¿Cómo puede ser tan fuerte el contraste entre una melodía que parece de tontipop y una confesión desesperada como la del verso 2? Me han sorprendido tanto, no sé cómo ha ocurrido.

En mis búsquedas he leído, en algún lugar, que hace diez años nadie habría podido imaginar que Daft Punk colaboraría con Julian Casablancas en una canción. Síp. Tampoco yo habría podido imaginar que sería capaz de pasar un viernes noche delante de mi ultrabook (fundida con mi ordenador, para ser más exacta) escuchando Daft Punk y sin prestar atención al episodio 3 de Star Wars salvo para echar miradas furtivas a Anakin. Qué mala es la peli y qué bueno el disco. Es electrónica ochentera, pero me gusta. No sé por qué. Tiene sentido para mí, me hace olvidarme del resto del mundo, me hace soñar, mi espíritu va a este ritmo ahora. Aunque sea un ser humano en el universo de la comunicación no tengo acceso a mis propias palabras. La música es lo único que llena el vacío.

Hoy me han preguntado varias veces qué estaba pensando, me han pedido que dijera lo que de verdad estaba pensando, o lo que de verdad estaba sintiendo. Y no he sabido que decir. Que nadie me lo pregunte más, es que NO LO SÉ. Por eso tiene sentido esta canción que ahora escucho, "Contact", esta música para robots encerrados bajo sus cascos, aislados del mundo que los protege y al que quieren acceder para sentir ALGO.  Empiezo a preguntarme si sólo soy una imitadora de voces porque es mi única forma de imitar sentimientos y así olvidar que puedo tener los míos propios. Los que no me permito. En un mundo interconectado sólo puedo acercarme a los demás en instantes tan aislados y fugaces... Instantes que quizás sólo tienen lugar en mi mente, ese museo de recuerdos y películas. Tan parecido al del vídeo.

Hay una frase en una de las canciones (Touch) que me describe a la perfección:

Touch, sweet touch
You've given me too much to feel
Sweet touch
You've almost convinced me I'm real
I need something more
I need something more