15.5.11

San Isidro - la fiesta

[Tarde de toros pasada por agua la de ayer en las Ventas]

Los toros brindan momentos muy grandes, imposibles de vivir en otros lugares. Tienes al aficionado que viene de La Coruña el fin de semana y tan pronto le presta su sombrero a un señor mayor que se está mojando como pega la hebra con todos sus vecinos de grada o los invita a gin tonic. Pueden ser la demostración de que es posible ver un espectáculo cruento mientras se fuma y bebe sin que haya ni un mínimo tumulto o discusión. Incluso da pie a estudios sociológicos: el pollo pera se disfraza de su papá, fuma puros y viste accesorios con la bandera nacional. Venga de mocasines, camisas impolutas abiertas y remangadas, pantalones blancos y coral. ¡Coral!

Y tiene ese momento inigualable que es la salida de un toro al ruedo, 500 kilos de carne y astas corriendo por la plaza ignorante de que existen los picadores y las mulillas. ¿Me gustan las corridas de toros? A día de hoy todavía no lo sé.

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