10.5.09

Esto no lo sostiene ni Jackman con sus biceps

[Que buen porte, si tuviera buen papel...]

Anoche fui por fin al cine a ver X-Men the Origins: Wolverine (2009) (más vale que no sigas leyendo si aún no la has visto!). Y como al final de casi todas las pelis que he visto recientemente, la sensación era de decepción. Puede que hubiera puesto unas expectativas demasiado altas en una película que, al final, está dirigida a esos adolescentes que copan ahora la atención recaudadora de las megaproductoras. ¿Soy yo, o la trama es excesivamente facilona? No sé, algo falla y llevo todo el día rumiando qué puede ser. Voy a tratar de hacer una lista con las cosas que me gustan y no me gustan de la película:

NO ME GUSTA
-El resto de mutantes: quitando a los hermanos, el resto son un equipo de diseño multirracial bastante estándar que apenas aporta matiz alguno. Un eficaz asesino chino, un marine USA bocazas, negro sensible village people-like, pequeñajo sensible freak, mole de grasa estúpida... Una troupe sin garra. Por no hablar de los jovenes mutancitos, que parecen salidos de Kyle XL.
-Stryker: con todas las caras que podría presentar ese personaje, en fin, no es cuestión de interpretarlo como si fuera el Ricardo III de Olivier, pero tampoco veo por qué se empeña Huston en ofrecer sólo una. Hay mucha más madera de villano ahí esperando.
-Romance: después de las escenas de atracción animal mal disimulada de las tres entregas anteriores, los amores de Lobezno con Kayla son melífluos, poco convincentes. Carga sexual cero.

ME GUSTA
-Victor Creed: Aunque no queda claro si son hermanos o no (a pesar de que los supuestos padres se parecen a sus supuestos hijos), y que su relación de amor-odio tampoco me resulta convincente, al menos es una relación de amor-odio: Creed es una especie de reverso tenebroso de Logan. Se pelean entre sí o pelean juntos contra otros con la misma facilidad.
-Lucha en la torre de refrigeración de la nuclear: si te dejas llevar por la imaginación, funciona.
-Wolverine: ese torso peludo y cincelado desperezándose al amanecer en las Rocosas canadienses, ese salto cascada abajo (¿era necesario hacer una toma de tan lejos, por amor de dios?). Cuerpazo de Hugh Jackman, que quiere creer con tanta fuerza en su personaje que al final terminas creyendo tú, principalmente porque quieres creer en Hugh.

En suma: de alguna manera se las han apañado para quitarle a Lobezno lo que lo hace irresistible en los X-Men (donde es esa bomba sexual y brutal de la naturaleza que fuma puros, lleva chaquetas de cuero y mete una palizas de espanto a sus enemigos, especialmente en contraste con Cíclope). En esta "precuela" aparece como alguien vulnerable con quien se puede jugar fácilmente, al que se puede vencer y controlar y cuyos gustos sencillos lo acercan más a un leñador canadiense que a un soldado de fortuna. Incluso el trauma de su identidad, tan importante en las otras películas de X-Men, termina minimizado aquí. En lugar de ser un personaje en lucha dramática por su memoria y su superviviencia tenemos un pobre infeliz a merced de la voluntad de todos los demás.

La próxima vez, ¿podemos invertir un poco más en guionistas y un poco menos en ordenadores, por favor? More pathos and less fireworks.
[La pinta de villano de Schreiber hace de Jackman un ángel]

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