18.5.09

Benedetti ha muerto

[Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia.
Con ese nombre, ¿a qué otra cosa podía dedicarse?]

Hace justo 15 años, cuando terminé COU, quedé con mi tío en Alonso Martínez. Tomamos algo en la cervecería Santa Bárbara (cerveza necesariamente, entonces aprendí que el conteo de cañas lo llevan por los posavasos de fieltro gris). Caminando llegamos hasta la calle San Bernardo (supongo que íbamos hablando de selectividad, de qué quería estudiar, de mis nervios) y finalmente entramos en Fuentetaja. Mientras yo miraba los libros mi tío le preguntó a un señor barbudo si aquel año irían a la Feria del Libro, a lo que el otro contestó con firmeza que no, que aquello era una feria de la vanidades de la que podían prescindir.

Aquel día mi tío me regaló dos libros. Uno era La Tabla de Flandes, de Pérez Reverte. Y el otro Cuentos Completos de Benedetti, la misma edición sobre la que el escritor apoya la cabeza en esta foto. Los recuerdos son caprichosos, y aquello lo tengo grabado a pesar de que no puedo consultar la dedicatoria, ambos están todavía en alguna caja polvorienta esperando ser por fin trasladados. Hace un par de semanas conté cómo Magris había cambiado mi vida; con Benedetti me ocurrió algo parecido, pero por motivos completamente distintos. Durante años guardé un par de flores de jazmín aplastadas entre sus hojas, celebración nostalgica de otro episodio más que nunca sucedió.

El verano del 95 es Amorica de Black Crowes, Benedetti, invitado de honor viendo un desfile de Naomi Campbell en la tele del salón. Y muchas otras desgracias preuniversitarias. Ahora Benedetti ha muerto y sin saberlo arrastra consigo muchos episodios de mi propia vida que creía olvidados. Me deja como a los viudos de Margaret Sulluvan.

"Viceversa"

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.
Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.
Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte.
o sea,
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

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