[The Black One señala el camino...]
Poco a poco vuelvo a tener minutos para mí, pero no consigo recuperar los buenos hábitos deportivos. Llega esta hora, y en lugar de estar deseando ponerme las zapatillas y salir zumbando a la calle abro la ventana con precaución y arrugo la nariz cuando me da el frío en la cara. Ni siquiera me he apuntado a la San Silvestre este año, ni tengo forma ni espíritu para esos diez kilómetros. Anoche salí y aunque me he despertado a la una sigo sin estar al 100%; tampoco me está ayudando a recuperar le espíritu deportista esta maratón de pelis y sillón (aunque LA Confidential y La Isla siempre sean bienvenidas). Resumiendo, me he convertido en yaya.
Uff. No puede ser. Me voy a dar una vuelta. Zapatillas.
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