21.12.13

At home



UNTOLD by Elizabeth Arden - Director's Cut (Agence TUXEDO, 2013)

I remember you said some things are better kept untold.
Seeing you all night brought me to life.
I saw the future, I saw it your eyes.
It's a bright light, like a thousand sunrises.
This is what you hold, this is what you hold.....
 
Hace un par de horas que he llegado a casa y estaba dispuesta a meterme en la cama a llorar un rato después de 4 días de pesadilla en el extranjero (y no sólo por el proyecto, que me va a costar la vida), también porque no debería volar en diciembre. Me rompe el corazón. Los aeropuertos son lugares demasiado emotivos, cuando mi colega y yo hemos salido a coger el taxi nos ha sorprendido un montón de personas que esperaban para recoger a los que vuelven por Navidad con carteles, con globos, con ramos... Ha sido tan inesperado, me ha hecho sentir feliz en contra de mi voluntad, pero al mismo tiempo ha hecho que se remueva otra vez la herida. El dolor sordo, el invisible, ese es el peor de todos porque es el que mata.
 
Pero no me he acostado: me he hecho un té, he puesto la tele... estaba viendo unas cosas en el ordenador mientras la gatita dormía a mi lado cuando de pronto han puesto este anuncio. Y se me ha pasado un poco la melancolía. Todo me gusta: al amanecer, cuando algunos van a trabajar con sus portátiles y sus corbatas, aparece una mujer  que vuelve a casa después de una fiesta. Y en lugar de regresar echa polvo está radiante y va abriendo las calles como los rayos del sol. No lleva un vestido demasiado sexy, ni llamativo, ni está muy maquillada ni parece una modelo. Es elegante, sencillamente guapa, especial. Está contenta consigo misma, y algo ha ocurrido durante la noche que le ha recordado que el mundo empieza cada día cuando sale el sol. Es curioso que la canción se haya hecho específicamente para el anuncio, la letra me gusta mucho porque hace que todo cobre sentido en esta historia de 70 segundos. El efecto es redondo en la forma y lleno de matices, como es el frasco.Si hoy tuviera que escoger un perfume sería éste, porque quiero ser esa mujer. Y ni lo he olido siquiera. Pero los anuncios tienen esa capacidad de cristalizar la potencia de un poema al servicio del mercado. Sin proponérselo han conseguido la antítesis de J'adore, cuyo anuncio y perfume odio porque implica todo lo contrario: rancia casa de modas parisina, sofisticada rubia tipo Hitchcock que llega para que la conviertan en una especie de chica Bond en Goldfinger, y esas imágenes de actrices muertas recreadas por ordenador. Pretencioso hasta en el aroma, uno se imagina que la mujer de Fernández Tapias lo usa, para compensar la diferencia de edad y reciente ingreso en la oligarquía.

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