Mininas perchas en Kling, c/ Fuencarral 71 |
Dar vueltas por la ciudad estos días de vacaciones me ha servido para encontrar algunos regalos de Navidad y redescubrir que los gatos venden más y mejor. El número de felinos domésticos no deja de crecer si uno se cree las estadísticas, ya codirigen la galaxia internauta junto con las alegres chicas del porno y cada vez que alguien estampa esos hocicos astutos, esos rasgados ojos de oro en un pijama, monedero o calcetín, a sus pies me tiene con la tarjeta de crédito entre los dientes.
De la sección de literatura en otros idiomas de La Casa del Libro, en Gran Vía 29 |
¿Manías? Tiene que haber un mecanismo secreto detrás de esto: los de marketing no lo cuentan, pero saben que el impulso de rescatar un gato del escaparate es más fuerte que el afán ahorrador. ¿O sirven simplemente para fijar la atención del espectador con esos ojos magnéticos? Un espectador que es mujer, por los productos en los que suelen ir estampados. A lo mejor las mujeres ya no queremos bebés, sólo queremos a nuestro lado un animal totémico en el que proyectar nuestras fantasías de independencia y sensualidad.
"Fellinium, el gato al que amaban las mujeres" en Sirius, C/ San Vicente Ferrer 26 |
Print de Lady Desidia descubierto en La Intrusa, Corredera Alta de San Pablo 33 |
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