23.12.13

Enters Oakenshield

Richard Armitage clava el personaje. No es lo que dice, son sus gestos, su mirada. Fuente de la foto, aquí.

Hace un par de horas que he salido del cine, y no dejo de preguntarme si al resto del mundo le ocurre como a mí: nada me resulta tan real y tan vivo y tan emocionante, nada me acelera tanto el pulso, ni me hace soñar tanto como una buena película. He visto el The Hobbit II: The desolation of Smaug, y aunque hace unos 25 años que lo leí,y aunque la primera parte de la trilogía me pareció decepcionante, en ésta la acción es continua y la parte que han inventado hasta bonita. Mañana quizás ya no esté deslumbrada, pero hoy he podido dejarme llevar. Porque, ¿qué es una buena película? Para mí, aquella que consigue convertirme en la espectadora que era de niña. Una película que me deja con la boca abierta, que me arrastra al otro lado de la pantalla y me hace reir y llorar con los personajes, enamorarme con ellos, odiar con ellos, luchar con ellos. Que me deja pensando varios días sobre lo que he visto y su relación con mi propia vida. Y he tenido a Escudo de Roble en mente desde que se han encendido las luces de la sala. Quizás le he dado demasiada importancia a estas fantasiosas escapadas mentales, porque pocas veces en la vida real tengo sentimientos como los que me provocan los libros y las películas, y cuando me los permito son tan fuertes que me arrastran a locuras. Y sin embargo, la experiencia siempre sabe a vida pura, y aunque duela, merece la pena ¿Soy una sapiens sapiens normal, o el síndrome Mme Bovary terminará acabando conmigo? No soy Emma, no. Distingo lo que es mi vida de estos pequeños simulacros que llamamos arte.

Ni estoy sola, lo sé. No estoy sola, porque millones de personas van a ver estas mismas películas, y leen estos mismos libros, y llevan 25 siglos yendo al teatro para ver representar esos mismos pequeños dramas que todos acallamos o suprimimos en el día a día para sobrevivir a las miserias del trabajo y de la vida, del incierto destino y nuestra aún más incierta voluntad:

For who would bear the Whips and Scorns of time,
The Oppressor's wrong, the proud man's Contumely,
The pangs of despised Love, the Law’s delay,
The insolence of Office, and the Spurns
That patient merit of the unworthy takes,
When he himself might his Quietus make
With a bare Bodkin [...]


[Hamlet III, 1, versión moderna del First Folio con enmiendas del Second Quarto ]

Y sin embargo, lucho cada vez más contra esta tendencia. ¿Qué sentimientos propios con sus matices me pierdo cada vez que me dejo llevar por lo que siento como espectadora? ¿Qué sentimientos y pensamientos propios dejo de expresar cuando busco referencias para todo en fotogramas, canciones, poemas, citas...? ¿Consigo alguna vez expresar algo propio cuando comienzo cada frase con un "esto es como en [nombre de peli, o libro aquí]? Escribo un poco y hablo otro tanto, casi siempre desde detrás de una máscara, sin profundizar en cuál es mi forma de contarlo, sin detallar mi particularidad, sin ofrecer nada nuevo al mundo (que tal vez no merezca la pena, y seguramente tampoco sea nuevo). No había pensado hasta ahora que a lo peor he pasado toda mi vida encondiéndome de mí misma. Hay una escema en esta película que me da esperanzas: Gandalf le dice a Bilbo que ha cambiado y ya no es el mismo hobbit que dejó la comarca. Y Bilbo está a punto de contarle lo que tiene en el bolsillo, pero dice que sí, que encontró algo en los túneles y es su valor. La historia de Bilbo, ¿es la de una saqueador que se esconde para sacar partido de la situación, o la de un hobitt que saca el valor y las fuerzas de poder hacerse invisible de vez en cuando? Su historia es la de Odiseo, el hombre que da vueltas, que hace trampas, que sabe cuando soltar sedal y cuando tensar la cuerda. Podría ser la mía, si yo consiguiera soltarme los grilletes. Soy consciente, aunque siga prefiriendo otros personajes.

Thorin, de entre todos los héroes. Thorin y Boromir, y desde que tengo 10 años. Los héroes trágicos son incapaces de darse cuenta que se adentran por la senda de su caída hasta que se encuentran braceando y pataleando en el vacío. Son héroes que tratan de seguir sendas que otros han marcado, destinos elegidos por otros, creyendo equivocadamente que los forjan ellos mismos. Personajes que no se preguntan si eso que hacen, o que creen que deben hacer, es realmente lo que ellos quieren hacer. Que no son capaces de escapar a su suerte porque no sacuden la cabeza a tiempo ni se preguntan por qué hacen lo que hacen; porque son incapaces de crecer al salirse de la rueda. Y si algún mérito tienen las versiones de Peter Jackson no son los efectos especiales, es que la parte psicológica de los personajes está muy bien trabajada. Thorin es orgulloso, testarudo, valiente. También es hosco y distante, misterioso: en el fondo de su mirada melancólica, o quizás desolada, hay un destello débil pero perceptible de inseguridad. Thorin oculta un miedo: su alma está barrida por el viento, es un páramo, pero el páramo es al menos terreno de cordura. Es el alma de un hombre que lo ha perdido todo una vez, que ha visto en su familia la locura que causa estar ciego a la propia hubris, que parece estar en constante debate consigo mismo. Ha mantenido la locura a raya con la estrategia del superviviente. Para vencerla tiene que enfrentarse a ella allí donde es mayor el peligro, pero, ¿es recuperar Erebor lo que él necesita? ¿Sólo porque Gandalf vierte en su oído las palabras adecuadas, las que despiertan en él un sentido del deber discutible? ¿Sólo porque un grupo de enanos se refugia bajo su manto y le anima, quién sabe si encendidos por la avaricia más que por la justicia y la razón?

Tolkien no tiene piedad, muestra claramente cómo nos engañamos enrollándonos en hermosas banderas para esconder pasiones mucho más bajas, dominados por malos consejeros, nuestras debilidades, un anillo maligno, o un desequilibrio en nuestro pasado que nada puede compensar. Y sin embargo... no pude evitar el entusiasmo al ver cómo las viejas fraguas de los enanos se inflamaban e iluminaban con su luz dorada las estancias devastadas. Thorin de entre todos está cerca de mi corazón, aunque la piedra del arca sea la piedra de la locura. O porque lo es.

[4 euros y sesión no numerada... todo un viaje al pasado]

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Debe ser por lo friki que soy o por no haber tenido tiempo de ver la peli y ademas saber que no la vere hasta el Sabado al menos... Pero es lo mejor que he leido en mucho tiempo..
Para hacer un comentario como duos manda necesito un P y quizas alguna bebida espieituosa. Prometo hacer los deberes.
Solo queria decir que me he visto en los espacios entre lineas y estoy seguro que seguia siendo yo mismo.

De verdad que has hecho que valga la pena la mañana, aunque haya que ir a trabajar...

Macavity dijo...

Reconforta bastante saber que hay otros como yo ahí fuera, lectores que incluso se sienten con ánimos para enfrentarse al lobo de buena mañana después de leer algo que yo he escrito ;) Subidón al leerlo, mil gracias!

Espero que hagas los deberes y cuando termines con los de francés e informática me digas qué te ha parecido la peli :)