8.8.12

"Platja del mar dels cels"

["Light Flooded Sea Green", de Emil Nolde. El título es un verso de Jacint Verdaguer.
Todos mis esfuerzos por describir el mar son ridículos, al lado de los suyos.]

8 de agosto - El mar. Estas olas verdes, azules, blancas, que monótonamente vemos pasar, hacen sobre el espíritu como un trabajo de lima, nos despersonalizan, nos podan el relieve de la propia presencia humana. Uno se queda embobado, fascinado, dominado. De aquí viene, quizá, que la única posición del hombre ante el mar haya sido de simple contemplación. El mar innumerable, siempre cambiante, agota nuestra fantasía. Y cuando sentimos este agotamiento vemos el mar idéntico, monótono, igual. A través del primer momento el mar nos domina  y nos produce placer. A través del segundo nos angustia y nos hace sentir un malestar impreciso, vago. Para romper este juego tendríamos que encontrar la palabra justa y compresiva del mar... pero en cuanto creemos tenerla se nos escapa como si fuese una racha de viento o el caracol voluptuoso y fugaz de una ola.

A última hora de la tarde, el viento era de tierra y las olas que se formaban a ras de playa se lanzaban mar adentro iniciando una galopada. En el rompiente, el mar era de un color de sembrado primerizo. El viento se volcaba sobre el agua a rachas que producían curvas graciosamente errantes que se oscurecían y aclaraban de una manera alterna. Era un rápido trémolo líquido, como  un escalofrío. El horizonte era larguísimo y con profundidad. Sobre la raya corría una nube oscura, como una franja. Entre esa barra y el horizonte había una vaga claridad amarillenta, un color de rosa seca pulverizada. En este mar lejano había un galope de olas que se perseguían tumultuosas; las espumas mordisqueaban el horizonte; a menudo, una ola emergía un momento sobre las otras, como el dorso de un cetáceo. A poniente, humeaban ascuas. Impresión de soledad acentuada por el silencio del mar - por el desplazamiento del ruido al horizonte lejano-. Al oscurecer, este silencio del agua  al filo de la playa os sobrecoge como si os encontráseis en un ambiente de misterio.

[Josep PLA 1999 El Cuaderno Gris. Madrid: El Mundo Unidad Editorial. Pg. 128]

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