24.8.12

Ecce Mono, el eslabón perdido


[No, no es Altamira ni Bélmez. Ocurrió en Borja, amigos, como os lo cuento.
España no se merece una restauración de lo restaurado, que lo dejen como está, por favor]

De verdad, este país es de lo que no hay - y eso que estoy segura de que no estamos sólos en el universo en nuestro bizarrismo (si bien es posible que seamos la vanguardia). Ha bastado con que una pobre señora de 80 años con aspiraciones artísticas y desinteresado deseo de ayudar a conservar una iglesia (que de otro modo se caería a pedazos) para que al salir a luz el resultado nos volvamos locos con Fotoshop. No es la primera vez que nos ocurre, a la mente patria le basta una imagen, un palabra para estirar, manosear, exagerar y parir engendros hiperbólicos sólo por hacer humor. Desde luego yo lloro de la risa cada vez que me acuerdo  o veo una de las variaciones mutantes. No me reía tanto desde que se publicó la foto de las hijas de Zapatero. Es decir, muchísimo tiempo. Y con los tiempos que corren, la carcajada ha sido nacional y explosiva.

Y es que llevamos 2 días enteros cachondeándonos del "Ecce Mono" (otro hallazgo fenomenal) y con las variaciones, repeticiones y permutaciones que las únicas mentes pensantes de este país han lanzado al mundo entero desde facebook y twitter. La cara desvaída de un Cristo ignoto (salido del pincel más ignoto aún de un artista de Borja) ha sido sustitutida por la de Paquirrín, las Pussy Riot, Falete, Homer Simpson o cualquiera que decida customizar un autorretrato. ¿Para qué quieren rescatar el original? Que lo dejen así, que podamos recordar el monigote de vez en cuando, y con él nuestra tríada nefasta: la chapucería, el estrambote y la sensiblería. Supongo que en EEUU habrían detenido a la sra. Cecilia, y sólo habría podido hacer declaraciones tras las rejas con un pijama naranja. Aquí nos conmueve que hable a cámara con su candidez de Steve Urkel ("¿he sido yooo?"), su fingida sorpresa de Sara Montiel ("¿pero qué invento es éste?") y sus explicaciones a medio camino entre Ozores y la socorrista que mezcló clorhídrico con sulfhídrico ("vamos, que la he liao parda").

Sí, señores de la BBC: ustedes han tenido que crear un personaje ficticio que resuma sus miserias y les permita pensar que estas son cosas que pasan en las películas. Nosotros siempre vamos más lejos y lo hacemos realidad. Es imposible que no le venga a uno a la mente los retoquitos que Mr Bean le hace al cuadro de la madre de Whistler.

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