25.5.11

A new voice softly spoke

[No sólo ocurre en literatura: vistas en retrospectiva, las crisis que no nos mataron se ven desde lejos como momentos de tranformación. Los grilletes más fuertes están en la mente]


Pity, sympathy and anger gave that poetry directness. Despite the circumstances, and despite the images of ruins and destructions taken from my surroundings, it was a triumphal poetry. It celebrated the holiday of my coming into health, for the first time in my life. A recovery from that powerlessness when everything, both in the world and in us, is so obscure and tied up in knots that we lack the courage to be sharp, like a diamond cutting glass. I had written poems on 'social' themes and had been bothered by their artificiality. I had practised 'pure' poetry and had been no less irritated. Only now had the contradiction vanished. Now even the most personal poem translated a human situation and contained a streak of irony that made it objective. Something had gone on inside me after I admitte a brutal truth to myself: Poland's prewar society, which had shackled me with its subtle collective censorship, meant absolutely nothing to me, and I was indiferent to its latests pathetic and messianic embodiment. Virtue had gagged me up to then; one had to throw it off and proclaim that what appeared to be the end was not the end of either tradition or literature or art. I knew I had wasted years thrashing about blindly in some sort of quagmire. But finally I had worked myself out of it. To track down and root out of oneself all the vestiges of the past - what disruption and what temptation to regret! But also what purity of air, what nakedness, what readiness to face the future!


[Cezslaw MILOSZ 2010 Proud to be a Mammal. London: Penguin. Pg. 71]

[Foto del poeta en 1980, en el departamente de Berckley para el trabajó muchos años]

24.5.11

Tomatoland

[La gris es demasiado curiosa como para no poner las patas en el banco de trabajo]

Desde el domingo estoy transplantando las 100 tomateritas que han brotado este año. Cien, sí. En vista del éxito del año pasado (toda murieron menos la hija póstuma de una generación condenada por el sol y la sequía) éste he plantado a lo grande, pero mi poder fecundador se ha salido de madre y ahora me encuentro con una plantación profesional cada vez que salgo a la terraza. Espero poder ir colocándolas en casa de amigos o de compañeros de trabajo (que son los que me están guardando los cubitos de yogur, toma reciclaje y toma publicidad para Activia). Lo más curioso es que a pesar de que estar con el saco de tierra, la pala, los cubitos, la regadera y los periódicos lleva mucho trabajo, es uno de los momento más gratificantes del día. Creo que con el tiempo mis umbrales temporales se han reducido mucho, y el trabajo físico me resulta cada vez más agradable: las acciones se perciben mucho antes que cuando uno está metido en un proyecto, y además puedo trabajar sin depender de las decisiones, la colaboración o las ganas de trabajar del resto del equipo. Otra manifestación de mi esquizofrénico ser: para el trabajo soy una persona social y para la vida privada una ermitaña.


[Estas 2 fotos sólo están separadas por 3 semanas, desde entonces han vuelto a crecer]

Entourage

[No siempre hay que ser social y enseñar dientes dientes. Loneliness can be bliss, too]


How to fight loneliness?
Smile all the time
Shine you teeth till meaningless
Sharpen them with lies
And whatever's going down
Will follow you around
That's how you fight loneliness
You laugh at every joke
Drag your blanket blindly
Fill your heart with smoke
And the first thing that you want
Will be the last thing you'll ever need
That's how you fight it
Just smile all the time
Just smile all the time
Just smile all the time
Just smile all the time


[Wilco, How to fight loneliness]

18.5.11

Librarians

[No sabe leer, pero adora el papel y la letra impresa]

Los últimos fines de semana, no sé cómo, he terminado volviendo a casa con muchas bolsas, demasiadas para mi economía. Pero así son las cosas, es imposible dejarlos allí una vez que los has tenido en la mano. Hasta ahora sólo he hojeado Everything is Illuminated y me parece original... pero hay algo que no me convence del todo, demasiado forzado quizás, ese acento ucraniano. Los ensayos de Czeslaw Milosz sin embargo me están gustando mucho. Describe sus recuerdos de la ocupación de Polonia con un distanciamiento analítico tan franco que ya no sé distinguir entre ficción y realidad. Tal vez esa sea la idea, contar las cosas como fueron y que parezca fantasía revela simplemente la monstruosidad de la historia.

Pero además tiene este fragmento que me hizo reir: Besides, librarians are a special tribe; they are capable of feeding themselves on their very love for books.

16.5.11

San Isidro, El Retiro

Ayer estuve dando un paseo por El Retiro y saqué bastantes fotos. Al verlas no he podido evitar pensar en un par de canciones y en muchos momentos. Cómo me gusta este parque con sol, con lluvia, lleno de gente, completamente vacío, cuajado de flores, cuando se caen las hojas... Podría poner mil fotos de mil rincones, pero hoy la estatua del Ángel Caído y el estanque son lo que necesito.


Cuando vengas a Madrid, chulona mía
voy a hacerte emperatriz de Lavapies;
y alfombrarte con claveles la Gran Vía,
y a bañarte con vinillo de Jerez.

[Chulapa solitaria alejándose camino de su imperio]


Elvis está vivo
se escribe cartas conmigo
cuando el sol empieza a caer.
Bob Dylan también lo sabe
pero Bob es muy discreto y no dice nada
será mejor así, será mejor así.


[¿Sabe Calamaro que Mr. Priestly para por El Retiro?]

15.5.11

San Isidro - La receta

[Un mini/litro/cachi/tiesto de Calimocho, después de muuuchos años]


Aunque empezamos la noche en la parte noble (no en vano son bares bastante finos los que florecen por La Latina) no pudimos dejar de acercarnos a Las Vistillas a echar un ojo. Y lo que vimos no ha cambiado apenas en 15 años, no ha cambiado en treinta siquiera: parecidos tipos universitarios con barbacas, vestidos de agitadores de izquierdas, imbuídos de la crónica nostalgia de los tiempos de Tierno Galván (otro de esos tiempos que nunca han existido). Chavales con chaleco y gorra de chulapo, Los Suaves, la lluvia... San Isidro siempre ha sido una fiesta un poco aguada, que no colma espectativas y deja un sabor agridulce en los labios. Es el sabor del Calimocho, quizás: hace años que no lo bebo, pero esta mezcla de vino peleón y Coca Cola a partes iguales sigue sabiendo también a juventud. Me hace recordar una canción de Gabinete Caligari, culmen del rock castizo, que viene al caso. Vaya vídeo, sordidez por los cuatro costado, y pinta de brasas del Urrutia:

Amor, la noche ha sido larga y llena de emoción
Pero amanece y me apetece estar juntos los dos.
Bares, qué lugares tan gratos para conversar
No hay como el calor del amor en un bar.
Amor, no he sabido encontrar el momento justo
Pues con el frío de la noche no estaba a gusto.
Mozo, ponga un trozo de bayonesa y un café
Que a la señorita la invita monsieur.
Y dos alondras nos observan sin gran interés
El camarero está leyendo el As con avidez.
Bares, qué lugares tan gratos para conversar
No hay como el calor del amor en un bar
Amor, aunque a estas horas ya no estoy muy entero
Al fin llegó el momento de decirlo: te quiero.
Pollo, otro bollo, no me tenga que levantar
No hay como el calor del amor en un bar.
Jefe, no se queje y ponga otra copita más
No hay como el calor del amor en un bar.

San Isidro - la fiesta

[Tarde de toros pasada por agua la de ayer en las Ventas]

Los toros brindan momentos muy grandes, imposibles de vivir en otros lugares. Tienes al aficionado que viene de La Coruña el fin de semana y tan pronto le presta su sombrero a un señor mayor que se está mojando como pega la hebra con todos sus vecinos de grada o los invita a gin tonic. Pueden ser la demostración de que es posible ver un espectáculo cruento mientras se fuma y bebe sin que haya ni un mínimo tumulto o discusión. Incluso da pie a estudios sociológicos: el pollo pera se disfraza de su papá, fuma puros y viste accesorios con la bandera nacional. Venga de mocasines, camisas impolutas abiertas y remangadas, pantalones blancos y coral. ¡Coral!

Y tiene ese momento inigualable que es la salida de un toro al ruedo, 500 kilos de carne y astas corriendo por la plaza ignorante de que existen los picadores y las mulillas. ¿Me gustan las corridas de toros? A día de hoy todavía no lo sé.

Viejas canciones, viejas memorias

[No es un prado de susuki, pero me hace pensar en este comienzo tan sugerente.]

Yo entonces tenía treinta y siete años y me encontraba a bordo de un Boeing 747. El gigantesco avión había iniciado el descenso atravesando unos espesos nubarrones y ahora se disponía a aterrizar en el aeropuerto de Hamburgo. La fría lluvia de noviembre teñía la tierra de gris y hacía que los mecánicos cubiertos con recios impermeables, las banderas que se erguían sobre los bajos edificios del aeropuerto, las vallas que anunciaban los BMW, todo, se asemejara al fondo de una melancólica pintura de la escuela flamenca. "¡Vaya! ¡Otra vez en Alemania!", pensé.

Tras completarse el aterrizaje, se apagaron las señales de "Prohibido fumar" y por los altavoces del techo empezó a sonar una melodía ambiental. Era una interpretación ramplona de Norwegian Wood de los Beatles. La melodía me conmovió, como siempre. No. En realidad, me turbó; me produjo una emoción mucho más violenta que de costumbre.

Para que no me estallara la cabeza, me encorvé, me cubrí la cara con las manos y permanecí inmóvil. Al poco se acercó a mí una azafata alemana y me preguntó si me encontraba mal. Le respondí que no, que se trataba de un ligero mareo.
-¿Seguro que está usted bien?
-Sí gracias -dije.
La azafata me sonrió y se fue. La música cambió a una melodía de Billy Joel. Alcé la cabeza, contemplé las nubes oscuras que cubrían el Mar del Norte, pensé en la infinidad de cosas que había perdido en el curso de mi vida. Pensé en el tiempo perdido, en las personas que habían muerto, en las que me habían abandonado, en los sentimientos que jamás volverían.

Seguí pensando en aquel prado hasta que el avión se detuvo y los pasajeros se desabrocharon los cinturones y empezaron a sacar sus bolsas y chaquetas de los portaequipajes. Olí la hierba, sentí el viento en la piel, oí el canto de los pájaros. Corría el año 1969, y yo estaba a punto cumplir veinte años.

Volvió a acercarse la misma azafata de antes, que se sentó a mi lado y me preguntó si me sentía mejor.
-Estoy bien, gracias. De pronto me he sentido triste. Es sólo eso -dije, y sonreí.
-También a mí me sucede a veces. Le comprendo muy bien -me contestó ella. Irguió la cabeza, se levantó del asiento y me regaló una sonrisa resplandeciente-. Le deseo un buen viaje. Auf Wiedersehen!
-Auf Wiedersehen! -repetí.

[Haruki Murakami 2007 Tokio Blues - Norwegian Wood. Barcelona: Tusquets. Pag. 7]

13.5.11

The Lot

["Danger will only increase my love. It will sharpen it, forgive its vice"

The Reader (2008)]

I am your secret babe
Watch me unfold
Dancing in these streets so late
Nobody knows
Nobody knows us
The first time I looked at you
You looked at me
swimmin' in this water so cool
Just like a river queen
Just like a river queen
And I don't remember falling asleep
Must have been holding on tight
And all I can think of and all I can dream
is dancing with you in red lights
The sunshine state is closed
look at the water on the road
And I'm gonna get in my boat
And to you I will float
And to you I will float
And I don't remember falling asleep
Must have been holding on tight
And all I can think of and all I can dream
is dancing with you in red lights
I am your secret babe
Watch me unfold
Dancing in these streets so late
Nobody knows
Nobody knows us

[Joe Purdy, Secret]

8.5.11

Un domingo en la calle Fuencarral, 3

Y según vas bajando hacia Gran Vía, y porque sabes que no has terminado la carrera contra tu cuenta corriente, y aún pecarás en alguna de las tiendas (aunque sea un pañuelo, otra camiseta que no necesitabas, una barra de labios...) procede tomar una cañas y pinchos si el bar lo permite. Orio no lleva mucho tiempo en esta esquina, pero es una idea tan buena que ya estoy pensando cómo puedo engañar a mi familia para que empecemos la próxima comilona dominguera aquí con unos txacolís. Sospecho que sólo a los vascos les gusta tanto su comida como a los madrileños.


El sistema es sencillo: vinos y cañas los que te tomes, se cuentan y pagan por vaso. Y lo mismo con los pinchos. Puedes cogerlos del mostrador tú mismo o dejarte llevar por la tentación de los que anuncian a voces y pasean por la sala, pero debes dejar los palillos de cada uno en el plato para el conteo final. He probado dos bastante buenos, uno de paté de cabeza de jabalí con cebolla confitada, y otro de pastel de cabracho envuelto en tiras de calabacín. Ostras la próxima vez.


Un domingo en la calle Fuencarral, 2

[Estante de Anagrama en Top Books, c/Fuencarral 127]

Un paseo dominguero no puede reducirse a poner un pie detrás de otro por las aceras de la villa. Las mañanas de domingo están llenas de horas llenas a su vez de propósitos y acciones. El atuendo es tan importante como el destino o las bolsas que se acumulan en la manos, disfrazarse de francés es la alternativa laica a emperifollarse para ir a misa. Y caminar sin una barra de pan y unos pasteles o el periódico bajo el brazo es anatema. Si no hay periódico llevarás al menos un libro. Top Books y la Casa del Libro estaban abiertos, y en ambas librerías he terminando picando (para escándalo de mi madre, que lamenta cada adición al gran "criadero de polvo" que es mi corta biblioteca). Madres.

Un domingo en la calle Fuencarral, 1

[La calle Fuencarral invadida por los paseantes este domingo.]

No recuerdo con que frecuencia se corta el tramo de la calle Fuencarral que va de la glorieta de Quevedo a la de Bilbao, pero siempre me ha hecho mucha gracia que lo hagan para que los niños puedan coger las bicicletas y los patines sin miedo de ser atropellados. No es que estén libres de todo golpe, porque pocas veces he visto tantas costaladas y chavalines llorando porque se han chocado contra algo (la falta de costumbre, será), pero la idea me gusta. Sólo es una excusa para que los abuelos vayan empujando el carrito con la bolsa del pan colgando mientras se asolean y hablan con los hijos, esos que ahoran viven en Sanchinarro o el PAU de Vallecas.


Estoy tan acostumbrada a andar por las acera mirando escaparates y perdida en mis pensamientos, o escrutando las caras de los que se cruzan conmigo (que para eso se inventaron las gafas de sol) que no puedo evitar sorprenderme con algunas de las cosas que pasan inadvertidas por estar fuera del alcance habitual de mi mirada. Hay muchas terrazas como las de la fotografía por todo Madrid. Terrazas desde las que seguramente se ve toda la ciudad como se vería un bosque si lográramos trepar a la rama más alta y sacar la cabeza de entre el mar de copas. Un mar de tejados rojos descendiendo desde Fuencarral a Aluche.

7.5.11

The brief sun flames the ice

[Eliot siempre tiene una línea que me descabala. Siempre me sorprende.]

[...]
If you came this way,
Taking the route you would be likely to take
From the place you would be likely to come from,
If you came this way in may time, you would find the hedges
White again, in May, with voluptuary sweetness.
It would be the same at the end of the journey,
If you came at night like a broken king,
If you came by day not knowing what you came for,
It would be the same, when you leave the rough road
And turn behind the pig-sty to the dull facade
And the tombstone. And what you thought you came for
Is only a shell, a husk of meaning
From which the purpose breaks only when it is fulfilled
If at all. Either you had no purpose
Or the purpose is beyond the end you figured
And is altered in fulfilment. There are other places
Which also are the world's end, some at the sea jaws,
Or over a dark lake, in a desert or a city—
But this is the nearest, in place and time,
Now and in England [...]

[T. S. Eliot, "Little Gidding" (fragment. From Four Quartets)]

4.5.11

Sweet Peas

[Yo misma me he sorprendido de lo bien que me ha quedado, y en media hora]

[Unas cañas viejas y un poco de cuerda deberían sostener los tallos del guisante de olor]

Sólo conocía los guisantes de olor salvajes hasta ahora, pero estaba buscando plantas con muchas flores y de colores variados y compré un saquito de semillas de Lathyrus odoratus. Y de 14 semillas han salido 13 plantas, buen número para tener un gato negro que pasee junto a la jardinera. Estoy un poco sorprendida con estas plantitas: no tienen plagas, más que crecer ahn pegado un estirón, y no dejan de enredarse unas en otras. Vamos a ver qué tal responden ahora a la celosía improvisada que he montado, la foto me hace pensar en un jardín romántico, casual. Veremos la flores aquí.


[En mes y medio han crecido hasta 15 centímetros. Las plantas sobreviven sin esfuerzo]

3.5.11

When is the final curtain?


[Un rincón del restaurante - parece una escena robada de azotea a azotea]

Rara vez salgo un domingo y más raro todavía es encontrarme callejeando a eso de las 11 un lunes. Pero ayer era un día especial (o debería serlo, con esto del aniversario de la revuelta contra los franceses), así que en una huida hacia adelante tres personajes terminamos reunidos en torno a la mesa redonda del Circo de las Tapas. No estoy segura de que lográramos ejecutar una rebelión formidable, pero por una vez rompimos la rutina, conocimos sitios nuevos de Malasaña y hasta unos chavalines de 17 años nos invitaron a subir a su coche - no escuchaba el adjetivo "arisca" aplicado a mujer desde hacía mucho tiempo. Si alguien escribió hace poco de mi que soy "Carrie de todas todas" *blushing here*, ¿qué podemos decir de las otras dos noctámbulas?



[...] Welcome to the picture show
watching your life
never know which way to go
It might not be right
So you better be strong [...]


Bolo romano

[Bolo romano recién traído de Braga tras un fin de semana largo]

Como suele ser ya norma en la familia, cada uno hemos terminado el puente en un sitio diferente. Mientras una de mis hermanas se iba a la feria de Sevilla, la otra viajaba a Portugal con sus antiguos compañeros de universidad. Esto nos ha traído de una pastelería centenaria (fundada en 1796), la pastelaria Frigideiras do Cantinho. La especialidad de la casa es este "bolo romano" basado en una receta milenaria. Así se explica en la caja el origen:

The recipe of this sweet was adapted from a cookery book of the Roman epoch (De Re Coqinaria) whose authorship is attributed to Apicio, who, we know, was born around 25 BC. Among the ingredients of this recipe are included different types of food of Mediterranean origin, such as dried fruit, wine, honey and spices, besides eggs and milk.

1.5.11

Post scriptum

[La idea de instalar una ludoteca - o lo que sea - en este espacio, me parece muy gracioso]

Aún me sorprende la cantidad de gente que no ha conocido el edificio de Correos en su función original: desde 1995 he echado no pocas cartas al correo en las bocas inmensas de buzones que iban a provincias, a la capital, al extranjero... Un tiempo pasado que ya no va a volver, ya que el tiempo de las cartas manuscritas ha pasado a mejor vida. Requiescat in pace.

Ahora han convertido ese edificio en algo completamente diferente, y aunque me ha gustado mucho el pulido que le han dado, muy poco se conserva del capital de líneas y frases, dichos, cuartillas, sobres con sellos pegados a lametones, postales escritas con boli Bic, historias que han circulado de saco en saco, de bolsa en bolsa, de mano en mano durante años en este país. Bueno, ahora tenemos este espacio ciudadano tan cívico y europeo que podéis ver en las fotos, un lugar que no hay que dejar de visitar ahora que está abierto al público (durante mayo y junio, si no me equivoco). Y aún me falta subir al mirador. Os contaré.


[¿Qué perdemos, al hacernos tannn europeos?]