Era uno de los hombres más guapos del mundo. O tal vez estoy sugestionada por aquel ex-compañero de colegio que tenía sus mismos ojos. Aunque debo ser la última persona en occidente que no ha visto Con faldas y a lo loco, Curtis tiene películas que me resultan inolvidables por razones varias (no siempre basadas en criterios de calidad, más bien basados en afectos). No he visto Taras Bulba desde que tenía 8 o 9 años pero la escena en la que Yul Brinner bautiza a su primogénito (imagen recurrente en la película, ver cita más abajo) jamás se me ha olvidado, me pareció terrorífica. A lo mejor el problema de Curtis era que resultaba demasiado simpático como para ser considerado buen actor. Pero a mí me encantaba.
From the day I plunged you in the river to give you life, I loved you as I loved the steppes. You were my pride! I gave you life. It is on me to take it away from you.
[Curtis y Kubrik durante el rodaje de Espartaco, donde Tony interpretaba a Antonino (sí, el joven efebo al que Olivier explica la legendaria historia de las ostras y los caracoles]
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