No puedo resistirme a sacar fotos de los deportivos. Son máquinas bonitas, algo que he descubierto bastante tarde en la vida. Hasta hace muy poco me costaba aceptar que las máquinas tuvieran belleza. Pero en vista del número creciente de humanos que vamos mutando en robot, he tenido que replantearmelo. También influye que descubrí los Maserati, claro.
[Y de fondo un T-6, que sigue en activo 80 años después]
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