Hay un turismo vampírico y fetichista que lleva a desgraciados como yo a rastrear las ciudades en busca de placas, grandes o minúsculas, que recuerden cómo allí, un jueves cualquiera, Hemingway se pidió un vino o echó la siesta. Es una manía que tengo y que no sé si me gusta: no siempre me deja disfrutar de las cosas tal cuál son o tal cuál las encuentro. Siempre hay un fantasma del pasado enganchado en una de las esquinas infundiendo a ese preciso rincón una experiencia ajena.
Placas. Ni siquiera es una forma sistemática de señalar lugares emblemáticos. Todo depende de que alguien, en algún momento, registrara en un diario o en una novela que su vida cambió en aquel recodo. Y al mismo tiempo, ¿cuántas otras placas que nunca se erigirán marcan momentos que surgieron precisamente de buscar esos fantasmas?
A noir, E blanc, I rouge, U vert, O bleu: voyelles,
Je dirai quelque jour vos naissances latentes:
A, noir corset velu des mouches éclatantes
Qui bombinent autour des puanteurs cruelles,
Golfes d'ombres; E, candeurs des vapeurs et des tentes,
Lances des glaciers fiers, rois blancs, frissons d'ombelles;
I, pourpres, sang craché, rire des lèvres belles
Dans la colère ou les ivresses pénitentes;
U, cycles, vibrements divins des mers virides,
Paix des pâtis semés d'animaux, paix des rides
Que l'alchimie imprime aux grands fronts studieux;
O, suprême Clairon plein des strideurs étranges,
Silences traversés des Mondes et des Anges;
- O l'Oméga, rayon violet de Ses yeux!
[Arthur Rimbaud (1871) "Les Voyelles"]
[¿Qué poemas escribiría con la Sorbona frente a sus ojos?]
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