Llega la primavera, y las floristerías acechan abiertas tras cada esquina. Así que he decidido aprovechar la terraza para seguir intentando esta nueva afición. Aún no sé por qué me gusta o de dónde viene ese súbita preocupación por el bienestar de unos vegetales. Creo que es una cuestión de edad, mis amigas y amigos tienen cada vez más plantas. Además son bonitas, están vivas... Sobre todo están vivas.
[¿La especie? Ni idea. Dos euros cada una.
Si han de ser mis víctimas, que el coste sea sólo emocional...]
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