31.8.08

La maleta


Esta mañana me he despertado de una de esas pesadillas en las que sigo atrapada en situaciones del pasado (unas trampas aún más antiguas que las que me retienen ahora). Ahora escucho Down by the River de Neil Young mientras escribo, y trato de averiguar de qué huyo y qué quiero conseguir. Saber esas dos cosas aclararía todo bastante. No sé si es por la música (o si he escogido la música para acompañar una imagen que ya tenía en mente) pero me siento como Llewelyn Moss recorriendo Texas. No todo lo que se encuentra es para bien, esto no es un videojuego en el que se van recogiendo amuletos que serán valiosos más adelante. En este desierto las maletas traen tanto bueno como malo. Y siempre hay que asumir las consecuencias.

I'm fixin' to do something dumber than hell, but I'm going anyways.

Lo que he leído por ahí de la película siempre es acerca de Bardem. Que lo hace bien, no lo niego. Pero como ya he dicho en otra entrada, estoy cansada de los psicópatas. En el pasado había ogros que comían niños, dragones que mataban caballeros. Ahora tenemos estos meticulosos propagadores del caos. Me interesa mucho más el personaje que tiene que enfrentarlos. Josh Brolin no es ningún prodigio, pero en este caso hace de duro blando, de tonto listo, de afortunado desafortunado. A pesar de las pocas líneas que tiene y de la inexpresividad de su cara la mayor parte del tiempo, me parece más complejo que el de Bardem.

Además, siempre me ha parecido que es en estos personajes de gente normal donde los Cohen consiguen resultados más interesantes. The Dude en The Big Lebowsky, Marge Gundarson en Fargo, o el sheriff Ed Tom Bell (Tommy Lee Jones en No Country for Old Men) son personajes que cuesta más olvidar y que transpiran vida - son más reales que algunas personas que conozco. Que yo misma.

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