15.2.13

Post-Valentine

[Fifty Shades of Grey and a small black shadow]

Ahhhh... del 14 al 16, qué tres días de infierno. Mañana es mi cumpleaños. Muchos años. Demasiados años.

En fin. A hell of one's own...

El caso es que hoy mis compañeros me han sorprendido con un regalito que he aceptado agradecida, pero al mismo tiempo me ha parecido descorazonador. Por un lado me han dado un libro de recetas para cocinar con Thermomix. Muy bien: mis padres me regalaron un Chef-o-matic en Reyes, y reconozco que le he cogido gustillo a eso de hacer platos un poco más sofisticados con la mitad de esfuerzo. Soy una mujer adulta, cocino cuando quiero y me relajo preparando comiditas chic de vez en cuando. Bien.

El segundo regalo me ha dejado sin habla, porque hasta ahora me había librado, pero Fifty Shades of Grey ha caído sobre mí con el peso de una maldición bíblica. Desde el cariño que le profeso a mi jefe y sin embargo compañero, ¿no es demasiado íntimo que me regale en comandita con otros semejante volumen? Personalmente me he sentido un poco incómoda, ¿qué perverso sentido del humor puede llevar a alguien a comprar el sof-porn best-seller de moda para una colega? ¿Qué mensaje se puede extraer, que me ven como una señora de 50 años con una vida sexual llena de carencias que intento compensar con comida? Podían haber añadido la almohada Butterfly Pillow, para cubrir ya todas mis necesidades básicas.

No me atrevo ni a tocarlo, no he leído ni una línea de vuelta a casa en el autobús; todas mis compañeras de trabajo estén leyéndolo ahora y vienen sin dormir, comentando los detalles más jugosos de la vigilia (me las imagino leyendo con linterna bajo el edredón), todas parecen estar de acuerdo en que es un libro increíble y buenísimo. Pero para mí es el colmo del antierotismo y la antiliteratura, una especie de híbrido de Dan Brown y Danielle Steele. Y ahora me lo han endilgado y yo tengo ganas de llorar porque me hace sentir sucia. Y no es mojigatería, es puro esnobismo. Luego lo leeré y me echaré unas risas con todas, pero hoy no. Odio cumplir años y todo lo que me recuerda que las rosas se marchitan me deprime.

Pero no todo va a ser lamentos, también hay carcajadas. En esta línea de pensamiento ayer precisamente leí un artículo con el que no me pude reir más, cargado de verdades que hay que saber desgranar de entre la exageración. Es de Diana Aller, y se llama "Manual de urbanidad para jovencitas: el difícil arte del cortejo heterosexual", lo publicó Playgroundmagazine, una revista online de música que sigo bastante, con motivo del Día de San Valentín. Lo tenéis completo en este enlace, pero voy a dejar esto en lo más alto con una de las frases que más gracia mi hizo (aparte del comentario sobre los heterosexuales con sandalias o el apartado 3, las armas de mujer):

Lo ideal, y lo más divertido, sería sostener en alto un agradable tonteo nocturno (la música y el alcohol casan muy bien con el ligoteo), en el que se acreciente el deseo y se prolongue incluso durante días. Cuando llega el ansiado encuentro amoroso, se paladea como un trofeo honestamente ganado, como un McMenú gigante tras dos meses a dieta. Ay, amigas… Eso es el paraíso.

Y es que en el fondo somos unas románticas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aun arriesgandome a causar la mas terrible y furibunda ira. Muchas Felicidades!!
No lo veas todo tan negro los regalos podrian haber sido mucho peores, imagina tu cara desemvolviendo laureados articulos de la teletienda como el abdominazer plus o la faja corporal slim fit plus,
Lo nejor de todo la cara de tu gata junto al libro. Impagable.
Felicidades otra vez y recuerda que somos todo lo que somos mas lo que hemos vivido.

Macavity dijo...

Sí :) tiene cara de decir "Hola? A mí esto quítamelo de aquí, que no quiero ni tocarlo." La verdad es que en comparación con el Air Bra o el Nicer dicer, el libro es un regalo gracioso. Aunque espero que no me pregunten qué tal es la lectura

Gracias por la felicitación, aunque siente fatal complir tantos años se agradece el pésame :D