15.2.13

"Inspire us with the spleen of fiery dragons"

[Éste es el esqueleto de Ricardo III, según cuentan las modernas crónicas]

Hmm. Aún no sé si me parece bien o mal que hayan encontrado lo que parece ser el esqueleto de Richard III bajo el asfalto de un parking en Leicester. No necesitaba ver un montón de viejos huesos retorcidos para saber que un enfermo de escoliosis del siglo XV caído en la batalla de Bosworth existió realmente. Aferrarse a dos tibias y una calavera será científico e histórico, pero niega la poesía. ¿De qué me sirve saber qué cara tenía, o hasta qué punto era jorobado? Todo lo que necesitábamos saber ya lo sabíamos. Richard es como cada actor que lo ha interpretado, y querer elevar estos restos a la categoría del personaje de Shakespeare equivale a reclamar el trono británico para ese señor de Canadá ( Joy Ibsen, descendiente directo de su hermana) con el que los huesos comparten ADN mitocondrial. Cada vez que en un escenario un actor pronuncia las famosas líneas "Now is the winter of our discontent/ Made glorious summer by this sun ofYork", sabemos que un Plantagenet de pleno derecho pisa las tablas.

Estos políticos que ahora se pelean por los derechos de explotar el hallazgo (y no niego la importancia de la investicación de la universidad de Leicester, es el sueño de cualquier arqueólogo) se olvidan de lo más importante: cuando evocamos a este rey no es un hombre lo que sale a nuestro encuentro. Son palabras. Más allá de que Shakespeare se sirviera de detalles de las crónicas para dar verosimilitud a su Richard, la creación del personaje es toda verbal, y es toda suya. Como es suya la mejor explicación que hasta ahora he visto sobre lo que ocurre frente a nuestros ojos cuando se abre el telón: "can this cockpit hold/The vasty fields of France? Or may we cram/Within this wooden O the very casques/That did affright the air at Agincourt?". Nunca me canso de leer el Prólogo de Henry V.

De vuelta a Richard III, estos 18 versos son unos de mis favoritos de la lengua inglesa. Condensan como pocos una forma de ser, de sentir, de moverse, de actuar. Y quien los escribió no necesitó ver ninguna vertebra para imaginarlo y escribirlo:

But I, that am not shaped for sportive tricks,
Nor made to court an amorous looking-glass;
I, that am rudely stamp'd, and want love's majesty
To strut before a wanton ambling nymph;
I, that am curtail'd of this fair proportion,
Cheated of feature by dissembling nature,
Deformed, unfinish'd, sent before my time
Into this breathing world, scarce half made up,
And that so lamely and unfashionable
That dogs bark at me as I halt by them;
Why, I, in this weak piping time of peace,
Have no delight to pass away the time,
Unless to spy my shadow in the sun
And descant on mine own deformity:
And therefore, since I cannot prove a lover,
To entertain these fair well-spoken days,
I am determined to prove a villain
And hate the idle pleasures of these days.

[Me encanta la viñeta que he encontrado en este sitio ]

No hay comentarios: