30.9.08

Pánico en los mercados de Roma

[Un astuto oso ruso. Viñeta de The Economist, 4 de mayo, 2006]

Dicen que a río revuelto ganancia de pescadores. Llevamos semanas viendo caer masas de nieve desde las cumbres, y uno tiene la sensación de que el alud definitivo se precipitará sobre nosotros en breve. Pero al mismo tiempo (quizás porque no nos filtran todos los detalles en un intento de infundirnos seguridad para que no vayamos corriendo al banco a sacar los ahorros) persiste ese humano pensamiento de "a mí no me va a pasar nada". O tal vez sea un pensamiento que sólo yo tengo porque estoy libre del lastre de una hipoteca que sube 150 euros cada seis meses.

Es imposible verlo ahora, pero muchos de los artículos que he leído de un tiempo a esta parte parecen anunciar que el despeñamiento de Wall Street marca el fin de la hegemonía norteamericana. Yo no lo veo tan claro: con al menos 20 años de petroleo por delante todo puede ocurrir. Más bien veo el fin de la raza humana. No se trata exactamente de que estemos a ambos lados del imperio with barbarians at the gates (lo que una vez fue el Mediterráneo para Roma y Bizancio lo forma ahora el Atlántico), porque las economías de los poderes emergentes van más allá de la rapiña de hace 16 siglos. Pero si el balance de poder se mueve definitiva hacia ese círculo vicioso de consumidores voraces en pleno desarrollo como China e India y los que poseen recursos, como Arabia Saudí& co, Venezuela y Rusia, vamos mal.

Trato de ser optimista, pero si ni la UE ni EEUU han sido capaces de ver lo que se avecinaba ni sustraerse a la codicia que el dinero fácil ha provocado, ¿qué control van a ejercer unos poderes dictatoriales de "nuevos ricos", superpoblados y que además tiene armas nucleares? Qué pequeños me parecen ahora McCain y Obama, qué provincianas sus disputas. Sarah Palin puede ser buena cazando alces, pero los osos de la taiga y los pandas son otra historia.

["Yo también quielo mi palte del pastel"]

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