[Yep, Auerbach y Carney te miran desde un muro de Naïf, por obra de Mr. Hazelnut.
Uno de esos bares de casual food & decoration que disfruto. Y con smart gin tonics.]
Hace una semana, en lugar de tener pesadillas sobre el trabajo (suele tratarse de que me toca echar a alguien o me están echando a mí), tuve uno de esos sueños adolescentes en los que aquello que deseas, que realmente deseas, tiene lugar. Nooo, nada de sueños sucios y lúbricos (que de todos modos tampoco recuerdo haber tenido de adolescente), fue uno de esos sueños decentes en los que se viven aventuras, de los que te levantas pensando que el mundo está a tus pies y todo es posible. Cuando era más joven (ejem... todavía lo soy un poco) soñaba muchísimo y casi siempre me acordaba. Hasta me enamoraba en sueños, de repente me despertaba por la mañana y el ese tipo dos cursos mayor que yo me parecía un dios, cuando hasta entonces ni me había fijado en él - y tampoco era mayor problema, pues él nunca se fijaba en mí. Anyway...
Estoy tan emocionada con mis metas a corto plazo, esas que van tirando de mí en este cenagal de país, que el domingo pasado soñé que viaja a Akron (Ohio) y conocía a The Black Keys. No sé cómo ni porqué terminaba en la ciudad del caucho (Goodrich, Goodyear y Firestone se fabricaban allí), en un bar propiedad de estos dos. Era un antro de mala muerte, casi un bar de carretera, parecido al que aparece en el vídeo de Little Black Submarines. Pero allí al fondo, en un escenario que no era más que una tarima, estaban tocando Strange desire. Y de pronto, el foco apuntó a Dan. De los más recónditos surcos de mi cerebro, como una divina intuición o revelación, o quizás del plexo solar, como una pulsión animal, surgió una llama metafórica. Rendición total. Flojera de rodillas, tartamudeo y afasia, respiración entrecortada, mejillas ardiendo, ojos brillantes... sí, todos los síntomas se manifestaron a la vez en mi persona cuando al terminar la actuación vino a hablar conmigo y lo único que fui capaz de articular fue un estúpido "tengo entradas para veros en Madrid el 28 de noviembre). Gracioso, hasta en el sueño me daba cuenta de lo estúpido que sonaba decir eso.
En fin. He pasado la semana en una especie de trance, pese a que acabo de sacar mis entradas para el concierto de Wilco y el viernes corrí 8,5 kms. Es decir, he logrado un par de metas volantes y casi no me he dado cuenta porque sigo recordando una conversación soñada con el capitán del equipo de soccer malote, un rubiales con ojos verdosos y moteados que sólo piensa en tocar blues con su guitarra y fumar hierba.
Noticias frescas: sigo estando loca, la edad no ha mitigado mi peor defecto de serie, el entusiasmo.
I don't wanna go to hell, but if I do,
It'll be 'cause of you,
Any young man's gonna make mistakes,
Until he hits the brakes,
My heart's on fire,
With a strange desire,
All those birds on the wire,
Are gonna say I'm a liar,
But we all know in the end,
They never were my friend,
My heart's on fire,
With a strange desire.
[The Black Keys, Strange Desire]
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