[¡He recibido una postal desde Tailandia!]
En otro tiempo, y siendo otra persona, escribí tantas cartas... Y ¿para qué? Visto desde la perspectiva del mensaje automático (frente al SMS, email y wassap, el tiempo de tránsito que sufrían las palabras escritas antaño parece inaceptable) es raro pensar cómo seguíamos vivos sin tener noticias constantes de los demás. Ahora un mensaje no significa nada, como no aporta nada encender una bombilla cuando ya lucen otra 999. Entonces recibir una carta era un chute de adrenalina, y las palabras se bebían. Y eso que cuando yo las escribía la correspondencia ya no tenían ni la mitad de contenido que durante siglos se le había dado. Sólo hablábamos de tonterías como las vacaciones.
Una postal es un lujo, y tener amigos que te permitan disfrutarlo mucho más. ¡Gracias!
I'm thinking about you. What else can I say?
The palm trees on the reverse
are a delusion; so is the pink sand.
What we have are the usual
fractured coke bottles and the smell
of backed-up drains, too sweet,
like a mango on the verge
of rot, which we have also.
The air clear sweat, mosquitoes
& their tracks; birds & elusive.
[...]
[Margaret Atwood, Postcards]
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