[Xabi Alonso para la revista DT. Sexi, elegante y masculino. Como debe ser, como nos gusta]
Haciendo limpieza me he encontrado un extra de moda masculina de El País Semanal nº 1828 (9 de octubre de 2011). Creo que no llegué a leerlo en su momento, porque me habría quedado pegada a las páginas igual que ahora al leer una entrevista a Dirk Bikkembers en la que por fin expresa algo que todas ya sabemos:
Usted siempre ha destacado por afrontar la moda masculina desde la virilidad. ¿Cómo ve esta feminización del armario del hombre que se sobreviene desde hace varias temporadas?
¡Eso es horrible! ¡Fatal! Pero no nos engañemos, es algo que hace la moda para la gente de la moda. Es lo mismo que sucedía a finales de los noventa, cuando todos se debían vestir de negro, como si no hubieran existido nunca los colores. Lo masculino se vuelve femenino y se borran las fronteras, y todas esas frases hechas sobre androginia y demás aparecen de nuevo. Pero lo hacen solo en las revistas y en los desfiles, y van destinadas a los que leen las revistas como si fueran la Biblia y se plantan en los desfiles como si acudieran a la iglesia. Es un porcentaje ridículo de la población mundial, afortunadamente. Siento que un tío de verdad debe comportarse y tener aspecto de tío. Jamás he comulgado con la idea de que un hombre debe suavizarse para ser sexi. Creo todo lo contrario, que debe potenciar sus atributos masculinos, y eso es lo que lo convierte en sexi. Ya no queremos más jeans apretados para hombre, ni más estupideces. ¡Basta! No hay nada menos sexi que un hombre que se parece preocuparse demasiado por su aspecto. Es algo horrible. El hombre que fuerza en exceso su estética resulta grotesco.
[EPS, pág. 35-36]
¡Gracias! Es decir, que no estamos locas si no nos gustan los hombres que se depilan más que nosotras, ¿no? Y sin embargo, en la página 20 de ese mismo suplemento tenemos la foto de los blogueros españoles de moda. Se te presenta un pollo de esta guisa a una cita a ciega ¿y qué haces? ¿Le das con to la mano abierta en plan Bud Spencer y lo mandas a comer bocatas de jamón y buscar una camisa dentro de la que no parezca un alfeñique? Estoy chapada a la antigua, yo.
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