[Portada de la edición española]
[Portada de la edición francesa, supongo. ¿Lisbeth Salander?]
He terminado Los Hombres que no Amaban a las Mujeres (Stieg Larsson, 2005). ¿Y ahora qué? llevo enganchada desde el martes y ha sido volver a leer un libro casi de un tirón, algo que no me ocurría desde hace tiempo. Aunque no estoy de acuerdo con la prensa francesa en que sea la novela de la década (cada año sale una de esas, seriedad) reconozco que me ha gustado, aunque hay cosas graciosas en este libro, que no sé si serán peculiaridades suecas o de su autor.
Hoy ya es muy tarde, mañana me extenderé un poco más.
[06/01/09, 16:40]
Apenas sé nada de la literatura sueca, pero me ha llamado la atención una cierta ironía, pero no cinismo. Y es que nadie está en una situación desesperada realmente, a pesar de las cosas que ocurren en la novela. Las injusticias se vengan, los crímenes se pagan de alguna manera, la más desvalida de las criaturas tiene su trabajo, su casa y sus recursos. Todo está poblado de profesionales que han llevado sus carreras adelante en lo que estudiaron. Hay no pocos cabrones, pero la pista central tiene una red bastante firme en la que los equilibristas saben que pueden caer. Supongo que esa seguridad es uno de los privilegios de vivir en una socialdemocracia auténtica, y que tiene efectos en la actitud (a veces casi inocente) con enfrentan los conflictos.
Se nos presentan los trapos sucios que uno no se espera en un país semejante: corrupción política y financiera, corrupción institucional y sexual. Abusos, asesinatos, nazis... pero todo puede desbrozarse y solucionarse, el individuo y sus derechos pueden imponerse, por las buenas o por las malas. Sin embargo, en una novela negra convencional (anglosajona o española) la resolución de esos crímenes sólo suele confirmar que todo está podrido y el mundo es un lugar infecto sin redención (Al final de Se7en, el personaje de Morgan Freeman da la vuelta a una cita de For Whom the Bells Toll para afirmar esa decadencia: Ernest Hemingway once wrote, "The world is a fine place and worth fighting for." I agree with the second part.)
Hoy ya es muy tarde, mañana me extenderé un poco más.
[06/01/09, 16:40]
Apenas sé nada de la literatura sueca, pero me ha llamado la atención una cierta ironía, pero no cinismo. Y es que nadie está en una situación desesperada realmente, a pesar de las cosas que ocurren en la novela. Las injusticias se vengan, los crímenes se pagan de alguna manera, la más desvalida de las criaturas tiene su trabajo, su casa y sus recursos. Todo está poblado de profesionales que han llevado sus carreras adelante en lo que estudiaron. Hay no pocos cabrones, pero la pista central tiene una red bastante firme en la que los equilibristas saben que pueden caer. Supongo que esa seguridad es uno de los privilegios de vivir en una socialdemocracia auténtica, y que tiene efectos en la actitud (a veces casi inocente) con enfrentan los conflictos.
Se nos presentan los trapos sucios que uno no se espera en un país semejante: corrupción política y financiera, corrupción institucional y sexual. Abusos, asesinatos, nazis... pero todo puede desbrozarse y solucionarse, el individuo y sus derechos pueden imponerse, por las buenas o por las malas. Sin embargo, en una novela negra convencional (anglosajona o española) la resolución de esos crímenes sólo suele confirmar que todo está podrido y el mundo es un lugar infecto sin redención (Al final de Se7en, el personaje de Morgan Freeman da la vuelta a una cita de For Whom the Bells Toll para afirmar esa decadencia: Ernest Hemingway once wrote, "The world is a fine place and worth fighting for." I agree with the second part.)
[Portada de la edición francesa, supongo. ¿Lisbeth Salander?]
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