17.9.10

La alegría de la casa

[Una planta de lo más agradecida: casi puedes verla crecer cuando la riegas]

Estos días estoy totalmente desconectada del mundo: no veo la televisión (positivo, me ahorro ver a la gallinácea del pueblo), casi no leo el periódico, y sólo escucho la radio (el murmullo de la radio, más bien) mientras estoy en la ducha. Cuando vuelvo del trabajo puedo quedarme horas cuidando de las plantas de la terraza, aunque conforme llega el otoño tengo menos que regar, cortar y cambiar de sitio. Ésta es mi última adquisición: es una variedad híbrida de la especie Impatiens, la "Sparkler red". Tiene pétalos naranja fuego, suaves y brillantes, y lo más llamativo es una especie de espolón que cae desde el cáliz como un contrapeso. No en vano se les llama alegrías de la casa.


Cada vez me fijo más en los jardines y terrazas cuando voy por la calle, sobre todo las que asoman de los áticos (primeros principios de Marco Aurelio, envidiamos lo que vemos cada día, Clarice...). Ayer, cuando volvía andando a casa por la Castellana, descubrí estos parterres. Y cuando me acerqué a sacarles una foto, me di cuenta de que esta variedad es prima hermana de la que tengo en casa - mucho más robusta y resistiente al sol, eso sí. La temperatura ha bajado 10 grados y las plantas parecen desconcertadas, han perdido el brillo. Espero no tener más bajas.

[Impatiens hawkeri o alegría guineana, en las isletas de Nuevos Ministerios]

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