12.11.08

Esos cabrones que talan los árboles

[Mirando hacia el cielo vallisoletano]

A menudo me he preguntado por qué se empeñan los jardineros, los ingenieros, o los consejeros de medio ambiente (no sé en quién recae la responsabilidad última de la barrabasada) en desmochar a los pobres plátanos de sombra de esta manera. A mi me parece una mutilación. No sé qué sentido tiene alinear troncos yermos (o con cuatro ramitas en primavera) a lo largo de un paseo, a mí me gusta que los árboles se puedan desarrollar en libertad, aunque se retuerzan un poco o llenen de hojas secas las aceras en otoño. ¿Por qué tiene que venir un tío con unas tijeras a cortarles las alas? Todo tenemos que manipularlo.

Claro, que yo llevé la gata al veterinario para que la operaran y dejara de tener celos, ni siquiera debería abrir el pico. Sólo estoy pataleando. Nunca voy a poder estar satisfecha con nada, siempre veo la sombra de la gran tijera del destino esperado que me de la vuelta para pegar el tajo y evitar que escape del tiesto. Otra manera de verlo es pensar en el bosque de los suicidas del canto XIII, quizás Dante también sentía que un árbol talado, las ramas truncadas apuntando al cielo como brazos que protestan, es la imagen más cercana al hombre que se quita la vida para rebelarse contra su sino. Pero la imagen es demasiado ambigua: ¿nos talan, nos sentimos talados o nos talamos nosotros mismos?

Io sentia d’ogne parte trarre guai
e non vedea persona che ’l facesse;
per ch’io tutto smarrito m’arrestai.

Cred’ ïo ch’ei credette ch’io credesse
che tante voci uscisser, tra quei bronchi,
da gente che per noi si nascondesse.

Però disse ’l maestro: «Se tu tronchi
qualche fraschetta d’una d’este piante,
li pensier c’hai si faran tutti monchi».

Allor porsi la mano un poco avante
e colsi un ramicel da un gran pruno;
e ’l tronco suo gridò: «Perché mi schiante?».

Da che fatto fu poi di sangue bruno,
ricominciò a dir: «Perché mi scerpi?
non hai tu spirto di pietade alcuno?

Uomini fummo, e or siam fatti sterpi:
ben dovrebb’ esser la tua man più pia,
se state fossimo anime di serpi».

I heard on all sides lamentations uttered, And person none beheld I who might make them, Whence, utterly bewildered, I stood still. I think he thought that I perhaps might think So many voices issued through those trunks From people who concealed themselves from us; Therefore the Master said: "If thou break off Some little spray from any of these trees, The thoughts thou hast will wholly be made vain." Then stretched I forth my hand a little forward, And plucked a branchlet off from a great thorn; And the trunk cried, "Why dost thou mangle me?" After it had become embrowned with blood, It recommenced its cry: "Why dost thou rend me? Hast thou no spirit of pity whatsoever? Men once we were, and now are changed to trees; Indeed, thy hand should be more pitiful, Even if the souls of serpents we had been."


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