[Los espartanos modernos ven más allá de la ilusión de unos y ceros] |
¿Por qué suelo fallar al interpretar el mundo? Porque me empeñó en creer que vivimos en una democracia en la que lo que prima es la razón, la lógica. No. Esto no es Atenas, esto es Esparta. Y no queda más remedio que luchar a brazo partido para conseguir algo. Antes de la revelación olímpica había estado viendo un documental sobre cómo las partes más antiguas de nuestro cerebro nos permiten funcionar en automático, mientras la corteza se encarga del logos. El logos ayuda, si, pero a veces estamos más seguros si nos centramos en lo que nos grita la amígdala. Pienso demasiado.
No me dejare engañar por los unos y ceros más, hemos diseñado nuestra forma de vida porque todo es mucho más agradable sí pasamos por ella como por una hermosa visión. Pero en el fondo no hay justicia, ni lógica, ni valores (esos bonitos acuerdos que nos funcionan si no los miramos muy de cerca). Sólo hay una carrera frenética, una lucha constante contra todo y contra todos.
Pues au. Au.
Au.
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