[El escritor en su biblioteca, una foto reciente de Abc]
Se encuentran perlas hasta en los lugares más insospechados. Y yo, fiel hojeadora de la revista Glamour cada mes (no diré lectora, pero sí fiel a mis ganas de empaparme de lo fashion) me he encontrado con una entrevista a Arturo Pérez Reverte. El motivo: la publicación de su última novela, El Tango de la Guardia Vieja (ed. Alfaguara). Aunque no siempre me convence como escritor y de vez en cuando se repite, dos cosas sí hay que reconocerle al señor académico. La primera es que es valiente. Estará más o menos equivocado, pero trata de decir lo que piensa, y de pensarlo antes de decirlo. El sonido de una voz discordante se nota menos ahora porque hay más gente alzándola, pero desde sus artículos y desde Twitter, Pérez Reverte ha sacado a la palestra esas cosas que los demás nos callamos, o asumimos sin cuestionarnos. Y lo dice sin tener demasiado en cuenta políticos, académicos, periodistas y opinadores, gracias a dios.
La segunda es que tiene una capacidad analítica bastante aguzada, al menos en lo que se refiere a los males crónicos de los españoles. Este fragmento de la entrevista me ha gustado mucho y me ha parecido lleno de sentido (aunque eso de "los mecanismos de superioridad" chirría bastante, si lo hubiera dejado en "habilidades" habría quedado más equilibrado). Aun así... no puedo evitar pensar (y será un pensamiento malicioso) que hábil siempre para analizar también a sus lectores ha decidido escribir una obra para ese segmento lector que ha disfrutado con El Tiempo Entre Costuras y Dime quién soy:
Glamour: ¿De qué podemos enorgullecernos las mujeres de hoy?
Arturo Pérez-Reverte: la mujer tiene algo de lo que el hombre carece. Él ha estado ocupado durante miles de años guerreando, cazando, yendo de machote... Ella ha estado callada, mirando, sobreviviendo en un mundo hostil para su género. Por eso ha generado una especie de lucidez. Hasta las más tontas tienen esa lucidez extrema, y eso ha creado mecanismos de superioridad intelectual, cultural, moral, que la hacen muy adecuada para los desafíos de los tiempos actuales. Estáis más preparadas para hacer frente a la adversidad. Acostumbradas a parir, a sufrir... El hombre, cuando se le cae el tinglao, cuando le fallan los amigos del bar o su equipo pierde, se desmorona. La mujer, al contrario, es cuando se hace más dura, más tenaz. Más ella. Como personaje es mucho más fascinante que un hombre. Además, la mujer aún no ha terminado de volucionar, no sabemos cómo vais a ser dentro de 20 años. Y eso precisamente es lo que me resulta fascinante.
G: Pero llegamos a mayores y nos sucede como a tu personaje, nos enamoramos, nos quedamos embarazadas, tenemos hijos y nos cambia la vida, o nos cambia la cabeza... ¿qué nos sucede en ese momento?
APR: Tenéis dos puntos débiles, el útero y el corazón. Y cuando el útero o el corazón se interponen toda esa sabiduría, esa superioridad se tambalea. Vuestra capacidad para el sentimiento; la sensibilidad, el afecto, la devoción, el volcarse en lo que amáis... os perjudica. Una mujer enamorada es su primer enemigo, renuncia justamente a los mecanismos que la hacen superior. Ése es el conflicto interesante y fascinante.
[Garijo, C. Libros Glamour. Glamour, Diciembre 2012, no. 122, p. 186]
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