Es irónico. Mi especialidad teórica son los trainings, pero casi todo lo consigo a fuerza de pura voluntad. Ésta es una escena clásica de formación del jóven héroe (un mentor fuerza al aprendiz a arrostrar sus demonios en un lugar separado del mundo). Pero está bastante bien hecha, intercala escenas del pasado con cuestiones fundamenales del futuro de Wayne. Más allá de lo psicológico, sin la música y el entorno sería menos emocionante. Cada vez que la he visto he pensado en el encuentro entre Víctor y el monstruo en el glaciar (anticipación del final del libro) en Frankenstein. Para ambos es un momento de revelaciones y descubrimientos sobre cómo la paternidad engendra tanto lo bueno como lo malo. Por otro lado Buce niño es el padre de Bruce adulto... Uff, que complejidad. No me atrevo a seguir con estos dilemas sin tener mi copia del libro de Shelley a mano (sigue encerrado en cajas con el resto de mi biblioteca)
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