13.8.08

Calamaro

[No sé si Aznar y él estarán muy de acuerdo con la analogía...]

Los carteles anuncian un concierto de Andrés Calamaro en el Metro Rock. Las fotos se parecen poco a las del Calamaro que recuerdo de los últimos tiempos (esa versión un tanto hinchada de Aznar pasando una mala racha con el alcohol - ver foto superior), pero me devuelve a los tiempos en los que estaba tan chiflada por su música y por él que fui capaz de pedirle un autógrafo. Creo que estuve tan absorta en la situación que no recuerdo nada de la experiencia, sé lo que pasó porque me lo he contado y me lo han contado. ¿Tendré todavía el panfleto de la FNAC en el que me escribió cualquier cosa?

[Y tras 20 minutos de búsqueda entre diarios viejos...]

["Buena Suerte XXX", y su nombre. Ahora parece tan irrelevante...]

¡Pues sí! El papel lo aguanta todo, incluso una mudanza y las limpiezas de primavera de una madre con obsesión por tirar todo. Unos pequeños retoques después de escanearlo y está presentable. Sólo tiene 12 años, fue en mi primer año de universidad. Entonces mi cuarto estaba en una especie de ático en la calle Fuencarral, y podía ver todos los edificios de Gran Vía iluminados por la noche. Aquella primavera limpiaron la fachada de la Torre de Madrid y estuvo meses cubierta por un poster gigante de Goomer. Madrid es también una ciudad universitaria divertida, sólo hay que saber buscar; qué gran año.

Calamaro y Alkorta eran mis obsesiones, y no sólo por su parecido a cierto amor de juventud nunca satisfecho. Además las letras de Calamaro parecían rebosar significados, es uno de esos cantantes que saben inventar como ya expliqué ayer: evoca situaciones que todos hemos vivido con apenas cuatro palabras . No se recrea en detalles, usa la elipsis, elimina episodios, y en tres minutos ha creado un mundo tan sólido como una novela. O así solía ser: de su carrera en solitario me gusta Alta Suciedad, porque jamás volví a comprar un disco suyo cuando me engañó con Grabaciones Encontradas: probablemente las encontró en un cubo de basura, y habría hecho muy bien de haber cubierto piadosamente los masters putrefactos otra vez, en lugar de dejarse engañar por su discográfica.

Creo que Eco remarca en El Nombre de la Rosa "hay libros que nos hablan de otros libros" (o así lo recuerdo yo), y lo mismo ocurre con la música. Escuché tanto a Los Rodríguez y otras de sus canciones posteriores que, sin darme cuenta, escuché también todo el Bob Dylan y los Rolling Stones que Andrés ha asimilado durante décadas. Y eso lo redime de cualquier pecado de autoplagio o de la simple decadencia. No en vano es el hombre que escribió:

No me gustan las canciones porque mientan,
porque todo se resuelve en tres minutos.

Son soldados de un ejército invisible,

partes rotas de un espejo nunca roto...

Te dedico mis canciones porque sientes
que la vida no esta hecha de canciones.
Está hecha de pedazos de tormenta,
está hecha de malditas sensaciones.


[Los Rodriguez, Mi Rock Perdido]

1 comentario:

el niño calamar dijo...

Los heroes de antaño o ahora son como la energía, no se crea o se destruye, solo se transforman y dejan en distintos formatos su legado... Esto va para usted, uno de los suyos y otro de los mios poniendole voz al antiheroe... http://www.youtube.com/watch?v=65HRBGj5vKU