2.8.08

Blood

[Michael C. Hall es Dexter Morgan]

Por razones complejas que no vienen a cuento, ya no me interesan los psicópatas. Sobredosis es un término suficientemente descriptivo. Pero no es fácil desembarazarse de ellos, porque siguen siendo materia popular, y es raro no cenar mientras el tarado de turno eviscera a un pobre diablo en pantalla. Creo que crecí y me desencanté con Lecter como dejé de reverenciar a Han Solo y Superman. No son más que otra manifestación de la retórica norteamericana: sé siempre el mejor en lo que hagas... aunque sea descuartizar.

Un psycho español siempre es grotesco, la mayor parte de las veces sólo matan los más estúpidos, y el resto de seres sin conciencia viven alojados confortablemente en una sociedad que los potencia (capitalismo no es más que depredación controlada). Uno trabaja con ellos, los aguanta e incluso los ama. Si aparecen en los libros suele ser por mimetismo con las novelas anglosajonas, y nada tienen que ver con nuestro Pascual Duarte.

Un psycho americano es siempre el colmo de la inteligencia, su cosmovisión es un sistema tan complejo y encaja tan perfectamente que casi se diría una teoría. Rápidamente degeneran en héroes o antihéroes, y se crea todo un culto a su alrededor. Y si se es más joven ese culto atrae, pero ya estoy demasiado mayor como para seguir reverenciando a tipos en mallas o que saben manejar el bisturí. Conforme me he alejado de la secta he dejado de ver televisión, particularmente de ver series.

A pesar de todo fui capaz de aguantar dos horas frente a la pantalla el jueves pasado. A Dexter lo conocía ya por Darkly Dreaming Dexter, el libro de Jeff Lindsay (y porque mis amigos los serie-adictos ya habían descargado los capítulos en inglés). Tenía curiosidad y no me pareció tan mal, me gusta el actor (ya me gustaba en 6 Feet Under, aunque tampoco lo veía regularmente) yme interesa la estética. Pero sobre todo me atrajo la música: me hace pensar en Eduardo Manos Tijeras. Es decir, es delicada y perturbadora a un tiempo (puede recordar a una cajita de música), tiene un toque latino que apela a la sangre, pero además ecos de historia gótica. Y un punto irónico en ese órgano en sordina que aparece de vez en cuando (me hace imaginar a Vincent Price al teclado, batín rojo de solapas negras y bigotito moldeado).

Y me gusta porque Dexter no puede durar siempre, es un psycho defectuoso - demasiado humano. Por cierto, ¿ será casual que comparta nombre con el genio científico que aparece debajo?

[¿A qué se dedica Dexter en su laboratorio secreto ahora que es mayor?]

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