Bien, sí, se me presupone cierto conocimiento sobre plantas, pero esa presunción está bastante lejos de la realidad. Lo poco que sé queda reducido a taxonomía y cuatro curiosidades más. Pero no comprendo los ritmos de los vegetales. No obstante vuelvo a intentarlo de nuevo, y a pesar de haber matado ya dos plantas desde que empecé con esta manía (estoy bastante lejos del hobbie de momento) esta vez voy a tratar con una violeta persa (Cyclamen persicum). Hace justo una semana estuve en un vivero de la calle Padre Damián y me decidí por ella porque parecía bastante robusta, y el color de las flores es vivo y bonito. Además es curiosa (incluso graciosa) la forma que tienen los pétalos de plegarse hacia atrás como si los empujara el viento.
Se me acaba de ocurrir otra buena razón para haberla comprado: como es un tubérculo, cuando acabe la primavera quedará poco de la planta más allá del bulbo, así que técnicamente se matará a sí misma. Eso reduce las posibilidades de que perezca en mis manos. Aun así el jueves me la encontré con todos los tallos derrumbados, no la había regado en unos días. Un despiste, ¡un despiste! No hay que alarmarse todavía.
Se me acaba de ocurrir otra buena razón para haberla comprado: como es un tubérculo, cuando acabe la primavera quedará poco de la planta más allá del bulbo, así que técnicamente se matará a sí misma. Eso reduce las posibilidades de que perezca en mis manos. Aun así el jueves me la encontré con todos los tallos derrumbados, no la había regado en unos días. Un despiste, ¡un despiste! No hay que alarmarse todavía.
[Pensándolo, la flor vista de cerca parece la boca con dientecitos de un conejo de Duracell mutante, sin ojos. Argh!]
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