La pequeña asesina estaba asustada esta mañana; a las 9 me ha despertado con sus maullidos, y es que todo estaba lleno de humo: alguien demasiado borracho para sostenerse en pie ha puesto algo al fuego, se ha dormido en el proceso y si la gata no llega a avisarme, pues no sé, habríamos salido ardiendo.
Esto del gato de rescate es nuevo. Qué orgullosa estoy de la negra y mala Black Paw. (Sé que os estáis sonriendo, pero no me importa. Cuando he deshecho el entuerto se ha venido a dormir conmigo tan tranquila, y allí sigue).
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