[Mi cuarto en el Greenville: esto de llevarse el portatil con wifi gratis a la cama y seguir escribiendo desde allí es el invento del maligno, he estado respondiendo emails hasta ahora]
[Lo que se ve desde la ventana de mi habitación: perdida en un equivalente local del parque empresarial de Alcorcón]
De nuevo sola en un hotel, en uno de esos divertidos viajes en los que no llego a ver nada y sólo puedo decir que estuve en Bulgaria porque tengo un resguardo de tarjeta de embarque en el bolsillo del abrigo. La ironía es que se trata de algo que siempre había querido hacer, envidiaba a todo aquel que conseguía que su empresa le sufragara billete y hotel a cualquier lugar del universo. No sé qué elemento romántico había asociado a la experiencia, pero la realidad es que uno comparte espacio físico con desconocidos buena parte del tiempo, tiene que comer con ellos, discutir con ellos y también soportar con ellos los momentos de silencio cuando se agota el flujo verbal.
[Lo que se ve desde la ventana de mi habitación: perdida en un equivalente local del parque empresarial de Alcorcón]
A decir verdad al terminar la sesión de hoy (estoy en una combinación de curso de reciclaje y presentación de proyecto para el trimestre que vamos a empezar) todos estábamos más deprimidos que animados, pero dos horas después me han llamado para que bajara al bar y con unas cervezas se nos ha olvidado todo. Not bad. Ni he cenado, me he pasado el día sentada y aún me dura el efecto de la pizza (adiós los buenos propósitos y los gramos perdidos...) Nadie tenía demasiadas ganas de salir fuera, así que estos son los paisajes que he tenido a la vista hasta ahora. No me sorprende esta sensación de desolación, de futilidad, casi de tristeza. Hace que me pregunte qué hago aquí realmente. Pero ya sé la respuesta: apurar cada oportunidad.
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Anoche cuando llegué casi no hacía frío, pero cuando me he levantado todo estaba cubierto por una buena capa de nieve: lo mismo me ocurrió en Copenhagen cuando estuve (no tiene ninguna gracia llevarse los zapatitos de niña pija para aparentar seriedad y verse forzada luego a cruzar la nieve sucia en la que han chapoteado otros muchos antes que yo.) Me da rabia volverme sin haber visto nada, así que, ya que mi avión no sale hasta las 20.30 locales y a las 5 seguramente ya esté libre, creo que voy a coger un taxi para que me haga una ruta por el centro. Lo único reseñable que he visto hasta ahora es esa monaña nevada del fondo, incita a imaginar a la Baba-Yaga bajando secretamente por la noche, es de cuento de terror.
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I'm hungry and it's cold. Hmm, buena oportunidad para practicar los lujos de un buen desayuno: una chica polaca que conocí hace años afirmaba que cenar a las 5 (como es su costumbre), le hacía saltar de la cama rabiando de hambre, con lo que todo sabía mejor.
[En la esquina izquierda las oficinas de mi empresa. A la derecha, las oficinas de SEAT]
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