El viernes por la noche (recordemos, despedida de soltera versión 2.0) terminamos en un antro que me era totalmente desconocido, de nombre Lolita. Me pareció bastante aceptable, aunque el ambiente era pijo de la muerte (hmm, así que era aquí donde se reunían los consultores, bancarios en transición hacia el estadio de banquero y otros profesionales de empresas de verdad). Los bares de pijos suelen ser estéticamente interesantes. Por un lado tienden a estar decorados con cuidado (sirven a una especie que sólo se siente cómoda vestida con prendas que reflejan status, y que necesita la seguridad de un mobiliario que aspire - aunque no siempre logre - a la exclusividad). Pero por otro tienen una vena retro peligrosamente rayana en lo rancio.
A pesar de la buena disposición del DJ, la selección musical era digna de un estudio arqueológico (ya no recuerdo cuándo escuché 2-Unlimited por última vez) y el espectáculo pulido pero decadente, aunque fue lo más interesante del sitio. Me pregunto si es por el Marqués de Sade que los pelucones dieciochescos han quedado ligados al erotismo retorcido. En cualquier caso allí estábamos las 11 contemplando cómo la gente era invitada a mojar brochetas de fruta en la nata que impregnaba los cuerpos estupendos de una especie de Iguaín empolvado y depilado, y una guapetona con antifaz y corsé.
La experiencia no me excitó especialmente. Pero se convirtió en punto de partida de una interesante conversación sobre lencería. Había quien estaba más por la comodidad y el calorcito de una camiseta Damart Thermolactyl, y quien apostaba por las prendas picardías. Al final concluímos (creo, me había tomado mis copas) que para algunas hay dos estados - desnuda y vestida - mientras otras están a favor de operar también en el intermedio.
Tenemos que comparar tendederos algún día ¿blancura y comodidad frente a puntillas y colores?
[Esto que lleva Kim Cattrall tampoco está mal]
1 comentario:
Pos que bonito, yo en vela, esperando a mi media naranja, mientras ella se deleitaba con una brocheta de fruta con nata y sudor. Que creeis que se habían lavado, a lo más se habían lamido, como tiri (the killer-cat) y,..., no quiero pensar como pusieron la fruta en los pinchitos, ajjjj.
Bueno en resumen que ya hablaremos, porque en casa ya se ha abierto la caja de la Pandora.
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