30.6.09
Entre el exprimidor y el aspirador
Pienso en el fin de semana y ¿qué he hecho? Prácticamente nada excepto limpiar, planchar y cocinar. ¡Qué triste! Tampoco tenía energía para mucho más, últimamente mis pocos cartuchos se queman en el trabajo. Irónico, ni el trabajo ni el hogar me hacen más libre, ahora estoy alienada por los dos. He hecho una lista de cosas que me gustaría tener para ser libre de estas cadenas:
1.- un boleto premiado con los euromillones, ó
2.- una donación anónima de fondos jugosos, ó
3.- una portada de ¡Sorpresa! con su correspondiente gira en Telecinco, ó
4.- una maleta con billetes pequeños sin marcar, ó
5.- una cartera perdida y hallada en los escalones del metro
No puedo regatear más, con menos no tendría para pagar una asistenta (que no me va a resolver nada, pero me dará al menos una falsa sensación de libertad...)
El hartazgo de esta vida en el exprimidor se ha colmado por la mañana cuando mi empresa nos ha dicho que no paga hoy, que le viene mejor mañana. Con el cariz que están tomando las cosas en este país algunos casi se han hecho pipí en los pantalones: todas las letras chupan los recién estrenados y ya perdidos fondos según entran en las cuentas. Qué maravilla de civilización, el precio de no ser norcoreano es vivir en el alambre eléctrico de los mercados.
Y mientras gira la rueda, ¿qué he hecho con mi vida?
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