Spoiler alert: no sigas leyendo si aún no la has visto
El viernes fui al cine a ver Angels&Demons (2009), y me temo que no ha cambiado mi opinión sobre Dan Brown, Ron Howard y compañía. El Código Davinci me pareció flojísima, pura fantasía con un puñado de datos históricos por encima, y Tom Hanks fue una horrible decepción, porque no transmite nada excepto preocupación (ese ceño fruncido durante toda la cinta debe ser extenuante para un actor). Tal vez sea porque Langdon es un personaje que no me inspira simpatía. Es una especie de Sherlock Holmes sin misterio, de James Bond sin fibra, de Guillermo de Baskerville sin humor e Indiana Jones sin sex-appeal. Cruza el charco y en 1 minuto resuelve enigmas que los europeos han estado rumiando durante siglos. No sé, no me lo creo: su cara de concentración desdeñosa esconde un pensamiento tan profundo como "The problem with the French is that they don't have a word for entrepreneur."
La trama pasa con una ligereza pasmosa por encima de cosas bastante complejas: un sacerdote que trabaja con una italiana en el CERN consigue sintetizar antimateria, fácilmente robada por un tipo que trabaja solo. Ese mismo tipo es capaz de secuestrar, maniatar, mutilar y asesinar de forma teatral cada hora, él solito y herido, a unas 10 personas al menos. Pero Langdon, de un plumazo, resuelve unos acertijos que ni el Vaticano ni la policía italiana ni la Guardia Suiza llegan a comprender. Es inmune al jetlag y no tiene que investigar nada para saber la respuesta: simplemente pregunta al primer pelanas que cruza por allí algo como "¿qué iglesia de Roma tiene una capilla de Bernini? Y el Povedilla de turno le da la respuesta a la primera. 5 minutos en Sant'Angelo siguiendo la dirección de las lanzas y flechas de las estatuas y descubre un pasadizo secreto a la iglesia de los Illuminatti. Qué buena suerte! Sólo Jessica Fletcher había conseguido hasta ahora semejantes carnicerías y procesos deductivos basados en el tenue aire.
[Un acierto: rebautizar a Carlo Ventresca (!) como Patrick McKenna]
Lo siento, cuando voy al cine o leo un libro doy por hecho que me espera cierta coherencia, que el material será consistente. No tiene porqué ser racional, pero si tiene que tener cierta verosimilitud dentro de su propia esfera (no ya dentro de la realidad). Espero que un ser adulto haya construido una historia, no tener que ver en pantalla a un grupo de guardaespaldas vestidos de Armani que corren de monumento en monumento. La diferencia entre un tipo de obra y otra (que en este caso no es sutil sino gruesa y palpable), es fácil de percibir si se compara From Hell de Alan Moore con la obra de Dan Brown. Voy al cine a emocionarme, a soñar, a sentirme arrebatada de esta esfera. Pero mi imaginación no se deja llevar si mi razón se pregunta constantemente qué tipo de broma es lo que estoy viendo.
[Sala del Renoir Cuatro Caminos donde se perpetró la proyección]
Frase con la que me perdieron definitivamente: [Robert y Vittoria encuentran cierta marca de agua en el papel del último ejemplar de un libro de Galileo] Ella: "La inscripción está en inglés, ¡qué extraño¡". Él: "No es extraño en absoluto, el inglés era el idioma de los que desfiaban la autoridad de la iglesia. Chaucer, Shakespeare...". BULLSHIT, BULLSHIT, BULLSHIT!!!
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